¿Decisivas o decididas?
La única incógnita seria se refiere al alcance de la victoria del PP y la magnitud de la derrota del PSOE
Actualizado: GuardarYa ha echado a andar la campaña y pocas veces se había respirado en la opinión una sensación tan compacta de que el resultado no ofrece dudas. Las encuestas están registrando proporciones entre el 70 y el 80% de gente convencida de que las elecciones las va a ganar el PP. Históricamente, casi siempre esa percepción se corresponde con la realidad. Hay que exceptuar solo las elecciones de 2004 (por razones fácilmente comprensibles) y, limitadamente, las de 1996. No porque no las ganara el partido al que la gente señalaba como ganador (el PP), sino porque lo hizo de forma mucho más ajustada de lo que la gente creía.
¿Vox populi vox Dei? La gente en la respuesta a esa pregunta refleja el clima social que percibe a su alrededor y, salvo factores que perturben la expresión de las opiniones, las percepciones de ese clima suelen reflejar la realidad del humor social que domina la elección. De acuerdo a esta lógica, tendríamos que considerar que las elecciones que se celebrarán dentro de dos semanas están decididas, salvo que un acontecimiento excepcional cambiara el cuso de las cosas.
Lo que sucede en este caso es que el encuadre ('frame') de la elección es tan nítido que parece imposible visualizar qué pudiera cambiarlo. Si adoptamos como referencia la macroencuesta del CIS (más de 17.000 entrevistas) dada a conocer el viernes, obtenemos un relato social de la elección sin fisuras. La gente va a votar con un juicio de máxima severidad sobre el desempeño del Gobierno saliente (el 90% considera la situación mala o muy mala y el 76% cree que el Gobierno ha actuado mal o muy mal en ese campo). La proporción de gente que considera al PP más capacitado para gestionar el empleo y la economía más que dobla la de quienes piensan que el PSOE está más capacitado. Y, sobre todo, más de un 60% de los ciudadanos consideran necesario un cambio en el partido del Gobierno y ello incluye a un 41% de quienes votaron al PSOE en 2008. Por último, la proporción de gente que desea que gane el PP (33,6%) es muy superior a la de quienes desean que gane el PSOE (21,7%).
En realidad, la única incógnita seria se refiere al alcance de la victoria del PP y la magnitud de la derrota del PSOE. La estimación del CIS refleja hoy un importante diferencial de motivación (y movilización) de las respectivas bases electorales de los dos principales partidos. 17 de cada 100 anteriores votantes del PSOE dicen que no han decidido aun su voto. En estos quince días el esfuerzo de Rubalcaba se centrará sin duda en ellos, puesto que son quienes pueden transformar la catástrofe en una derrota más o menos gestionable. Hoy por hoy estamos más cerca de lo primero que de lo segundo. Pero quedan quince días, que como decía Juanito de los 90 minutos del Bernabéu, son 'molto longhi'.