Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizCádiz
EL OJOPATIO

PARA JUAN MARI BANDRÉS

JOSÉ MANUEL HESLE
Actualizado:

El día, casi de noviembre, amanece con el horario ya cambiado. Conecto el ordenador y abro el correo. Un comunicado urgente me anuncia la triste noticia de la muerte de Juan María Bandrés Mollet. Mis pensamientos se trasladan a la madrileña sede de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado de la que fue presidente hasta 1996, y a cuya asamblea tuve el honor de pertenecer en representación del voluntariado social. Recuerdo con emoción aquella jornada en la que tras el trabajo de la mañana hicimos un alto para almorzar. No pudimos retomar el encuentro de la tarde, un ictus cerebral sorprendió a Juan Mari mientras comía. Como consecuencia se vería obligado a dejar la presidencia de la CEAR y a requerir de ayuda para realizar las tareas más básicas y vitales. A pesar de todo, un amigo común me relataba el cómo alentaba verle encabezando manifestaciones en su silla de ruedas o asistiendo a diario a su despacho como abogado independiente.

Me enorgullece haber podido compartir con él, aun por breve espacio, debates y reflexiones sobre las limitaciones y posibilidades de nuestras leyes para acoger a quienes - temiendo por sus vidas y las de los suyos- se ven forzados a huir de su tierra natal a causa de la falta de libertades, la intolerancia o la guerra.

Aprendí, observándole, a ver en la discrepancia la oportunidad para el encuentro. En la adversidad el reto y la coartada para nuevos aprendizajes. En la diversidad la ocasión para el enriquecimiento cultural y social. Exhortaba con sus argumentos, pero sobretodo con sus procederes, a combatir con contundencia la ambición y la intransigencia humanas como amenazas seguras de la dignidad individual y la convivencia pacífica.

Luchó por la paz dentro y fuera de nuestras fronteras. Medió en la disolución de ETA político militar en 1982. Como diputado en el Congreso y más tarde como europarlamentario defendió activamente la aplicación de los derechos humanos.

Finalmente, tras una existencia plena de generosidad y compromiso por la justicia, supo también encarar con ejemplar serenidad y elegancia el trago amargo de la desconsideración, la deslealtad y el trato inmerecido con que nuestra sociedad suele corresponder a sus grandes benefactores. Para él, vaya en este día, mi especial recuerdo en su memoria.