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«Los españoles usaban la tarjeta con mucha alegría»

Este joven japonés ha logrado sortear la crisis y aumentar la facturación de su negocio

DAVID VALERA / VIRGINIA CARRASCO
MADRIDActualizado:

Hiroshi Kobayashi, un joven japonés que lleva siete años en España, habla con orgullo de su restaurante, sobre todo, de cómo ha logrado sortear la crisis. “Siempre está lleno”, repite con seguridad. Este treintañero es gerente de tres establecimientos de la cadena Miyama en Madrid. Se interesó por la cultura vinícola española con apenas 18 años en su Tokio natal y decidió emprender la aventura de conocer España. Llegó a un país en pleno apogeo económico, donde según él “todos usaban la tarjeta de crédito con mucha alegría”. Sin embargo, la burbuja explotó y las cosas cambiaron. Aunque su negocio ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos con éxito.

Su amor por España viene de lejos. En en Tokio estudiaba economía. Sin embargo, trabajaba en ‘Parador’, un restaurante español en la capital nipona. Allí descubrió el vino peninsular y se enamoró de él. En su mente ya estaba ser sumiller. Probaba el vino a escondidas porque era menor de edad –en Japón la mayoría está en 20 años-. Pronto tuvo clara la idea de especializarse en este manjar y viajó a Madrid. Estudió enología y no tuvo problemas en vendimiar “hasta en tres ocasiones” y pisar la uva, una experiencia que narra como toda una epopeya.

Ahora, desde el Miyama Castellana, en plena arteria de la capital, sonríe al explicar que en su restaurante no hay crisis. “Llenamos siempre. No hemos dejado de crecer en facturación”, asegura. El negocio va tan bien que sin reserva es casi imposible lograr mesa y degustar su plato estrella, la ventresca de atún. ¿El secreto? Un trato personalizado con el cliente y buena calidad en los alimentos a un precio razonable de 23 euros el menú. En su restaurante se cuida la relación con los clientes hasta los más pequeños detalles. Dan globos a los niños o recomiendan viajes por Japón y hoteles donde hospedarse a quien lo solicite.

Para Kobayashi es fundamental el buen trato con el cliente. De hecho, el éxito del Miyama depende de ello porque no invierte “ni un céntimo” en publicidad. Sobrevive gracias a las recomendaciones de sus comensales. La mayoría de sus clientes vienen porque alguien les ha hablado del lugar. El 90% de ellos repite.

Burbuja inmobiliaria en Japón

Pero la buena marcha de su negocio es una excepción en tiempos de crisis. Para Kobayashi, los problemas que sufre España no son algo nuevo. Recuerda que Japón ya vivió su burbuja inmobiliaria a finales de los 80. Muchas empresas cerraron y también aumentaron los suicidios para cobrar los seguros de vida.

Para él, la única forma de reactivar la economía es trabajar:“El problema es que los españoles quieren trabajar sus ocho horas e irse de puente”. Y pone un ejemplo. ¿Por qué no abrir los domingos? A su juicio, otro de los problemas es que la gente no trabaja dónde le gusta. Asegura que muchas personas se acercan al Miyama para entregarle un currículum completísimo con carreras, másters, que nada tiene que ver con la hostelería. “A mí no me importa trabajar 14 horas porque me encanta lo que hago. Pero si no te gusta…”.

Otra de las diferencias con el país del Sol Naciente es que la sociedad en España está interesada en la política. “Algo como el 15-M en Japón es impensable”, afirma con admiración. Asegura que si fuera presidente lo primero que haría sería liberalizar todos los sectores para fomentar la competencia. Al hablar de los candidatos Rubalcaba y Rajoy se muestra más cauto. “Ambos tienen poder y energía”. Sin embargo, para Kobayashi la clave es que derecha e izquierda lleguen a acuerdos en los temas importantes para que los cambios de Gobierno no supongan empezar de cero. “En Japón hemos cambiado cuatro veces de primer ministro en cuatro años, pero las políticas son las mismas”, pone como ejemplo. Pese a las dificultades, sus planes de futuro pasan por no moverse de España y seguir trabajando en su restaurante con “humildad”.