Grecia confirma a la UE que anula el referéndum sobre el rescate
El bloqueo político apunta a un nuevo Gobierno heleno de unidad nacional sin Papandreu al frente
ATENAS. Actualizado: GuardarEl futuro inmediato de Grecia se dirimía en la medianoche de ayer con la decisiva moción de confianza sobre el primer ministro, Yorgos Papandreu, pero al menos estaba claro que el controvertido referéndum sobre el plan de rescate de la Unión Europea anunciado el lunes ya había desaparecido del horizonte. Fue la única incógnita despejada en todo el día, a través de un comunicado del Ministerio de Economía que, por primera vez, ponía por escrito y anunciaba de forma oficial lo que el día anterior parecían apuntar las ambiguas declaraciones de Papandreu.
La nota indicaba que el ministro, Evangelos Venizelos, así lo había comunicado por teléfono a las autoridades comunitarias para transmitir algo de tranquilidad, tras una semana que ha convulsionado los mercados y amenazado con mandar al traste la estrategia de la UE contra la crisis.
En cuanto a la votación de la moción de confianza, que al cierre de esta edición aún no había comenzado, seguía rodeada de incertidumbre, pues la comparecencia de Papandreu se retrasaba lo indecible, forzada por las negociaciones hasta el último minuto, y corrían de nuevo rumores sobre una posible dimisión.
El único factor positivo es que, sea cual sea el resultado, aún queda por delante el fin de semana para reconducir la situación antes de la apertura de las bolsas el lunes. E incluso dar con una solución de emergencia en la peor de las hipótesis. Si cayera Papandreu parecen garantizados acuerdos con la oposición para formar un Gobierno de unidad, ya sin el líder socialista, que ratificaría la validez de los compromisos de Grecia con la UE, el FMI y el BCE. Luego habría elecciones anticipadas, en las que todos los sondeos dan como ganador al líder de la oposición, el conservador Antonis Samaras, de Nueva Democracia. Pero incluso podría haberse pactado que Papandreu superara la moción, para no crear más alarma, para luego desembocar de todos modos en un Ejecutivo de unidad en el que entre la oposición. Así pues se abre un intenso fin de semana de suspense y frenética negociación política en Atenas para intentar desactivar una nueva tormenta en los mercados.
Anoche parecía que, rebajada en parte la tensión, Papandreu podía superar el trance, más que nada porque era la salida menos traumática a una semana de pesadilla. Hasta ayer permitían ponerlo en duda las deserciones internas de su partido, la formación socialista Pasok, que habían dejado su fuerza parlamentaria por debajo de los 151 escaños de la mayoría absoluta. Aunque en realidad ya tenía solo 152 diputados, fuente de perpetua inestabilidad para el Ejecutivo. Además, hasta cuatro ministros, incluido Venizelos, habían expresado su desacuerdo con la idea del referéndum y el clima era de abierta rebelión interna.
La anulación del plebiscito cambió en parte los términos en los que se planteaba la moción, solicitada por el propio Papandreu tras anunciar la consulta popular. Hasta entonces parecía un suicidio para el jefe de Gobierno de consecuencias imprevisibles. Sin embargo el jueves Papandreou descubrió su farol, tal vez tras la bronca de la Unión Europea, y vino a decir que solo había sido una provocación para arrancar el apoyo de Nueva Democracia al plan de la UE. Una vez confirmado este respaldo, se abrió la ardua negociación para intentar pactar un Gobierno de unidad nacional que refuerce la autoridad griega.
El Ejecutivo de circunstancias es la hipótesis que seguía ayer sobre la mesa porque la sensación general, también en su propio partido, es que Papandreu ha quedado definitivamente tocado. La prensa griega criticaba ayer unánimemente sus «acrobacias al borde del abismo». Por tanto, tanto desde el Pasok como Nueva Democracia se piensa en un futuro sin el primer ministro.