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Huele a chamusquina
Sexto partido sin ganar de un Xerez al que se le comienza a acabar el crédito
Jerez Actualizado: GuardarSi no ha saltado ya, la alarma está a punto de sonar, pues el Xerez no reacciona, va de mal en peor y ya acumula un mes sin conocer la victoria. Los debates sobre el juego, el árbitro o la falta de pegada deben quedar ya en un segundo plano, pues el Deportivo necesita ganar, sumar de tres en tres y romper con la negativa dinámica en la que se encuentra inmerso. La situación es de riesgo, tremendamente peligrosa, pues los azulinos comienzan a coquetear demasiado con el fuego. El infierno, los puestos de descenso, están a tiro de piedra tras la derrota en Valladolid y en esa zona de la tabla no se puede andar con tonterías.
Hasta la fecha, el discurso que ha salido del vestuario de Chapín siempre ha apuntado a la paciencia y al optimismo, pues el argumento del fútbol soportaba cualquier excusa. Pero la situación se complica tras cada partido. El objetivo del ‘play off’ comienza a sonar a chiste y el miedo ya se ha apoderado del xerecismo, pues se conocen demasiados ejemplos de equipos hechos para pelear por la zona alta que han acabado en los más profundos pozos.
Ayer los azulinos despilfarraron los 45 minutos de la primera parte. Ni mucho menos apareció aquel gran Xerez que maravilló en los encuentros contra el Celta o el Sabadell. De hecho, los de Merino despilfarraron cada uno de los primeros 45 minutos de partido. De inicio el Valladolid se hizo dueño y señor del encuentro. No creaba excesivo peligro, pero tenía el control del balón –llegó al descanso con el 60% de posesión– y al Deportivo acorralado en su propia área. Es más, Moreno –que suele anotar todas las ocasiones de gol– no pudo apuntar nada en su libretita, pues un cabezazo de Silva, que ni tan siquiera tuvo que detener el portero del Valladolid, fue la única aportación ofensiva del Xerez en la primera parte.
Lo peor es que los locales tampoco crearon mucho más. Sí, impedían que el Deportivo tocara por dentro con comodidad, pero en el apartado ofensivo tampoco gozaron de grandes ocasiones. La única clara, fue la que aprovecharon. Sisi –el hombre clave del partido– recibió una gran asistencia de Óscar y supero por alto la salida de Doblas.
El uno a cero ponía punto y final a una primera parte en la que el Xerez no tuvo identidad, se mostró fallón e impreciso y solo le dio para tratar de quitarse de encima al Valladolid. En la segunda parte todo cambió. El juego fue mucho más rápido, hubo más ocasiones y el escenario del partido varió por completo. Los azulinos agradecieron la entrada de Tato en lugar de Israel (que lejos de ser el hombre desequilibrante que debe ser, acumuló fallos en cada una de sus apariciones). Rueda se abrió a la izquierda para dejar al murciano acompañando a José Mari. Pese al movimiento desde el banquillo, Silva seguía siendo el xerecista que creaba más peligro (siempre en los saques de esquina).
Pero al filo del 70’ apareció José Mari para fabricar un penalti que José Rueda transformó en el empate. La leve mejoría del juego azulino se veía reflejada en el marcador, pero en lugar de aprovechar la inercia de venir de menos a más e ir a por el encuentro, los hombres de Merino tuvieron que comenzar a defenderse otra vez de los ataques del Valladolid. En el 73’ Doblas tuvo que hacer un paradón a Víctor Pérez y dos minutos más tarde Silva cometió un penalti como una casa a Nauzet Alemán. El propio jugador canario fue el encargado de volver a poner por delante a un Valladolid que, mediante la posesión, mató el partido hasta el último minuto. Concretamente, hasta el 93’ que fue el instante en el que Capi tuvo el empate en su cabeza. Su testarazo se fue alto y con él el punto que podría haber sumado el Xerez. Quizás no habría cambiado demasiado la situación, pero las sensaciones habrían sido totalmente diferentes al estado de temor en el que ha entrado el xerecismo.