EL FIN DEL MUNDO, SEGÚN VON TRIER
Actualizado:Cuando Lars von Trier anunció que se proponía hacer una película de catástrofes, todos nos echamos a temblar. Sabemos muy bien que este 'enfant terrible' del cine danés es capaz de todo, incluso de destruir el mundo. Y eso es precisamente lo que cuenta, el fin del mundo, cuando un enorme planeta, llamado irónicamente Melancolía, se dispone a chocar con la Tierra. Pero 'Melancolía' es lo más alejado del cine de catástrofes, tal y como nos ha acostumbrado a entender el género Hollywood, con esos imposibles efectos especiales y con el Bruce Willis de turno salvando a la humanidad en el último minuto.
No, aquí no hay efectos especiales, y aunque la película habla del fin del mundo, lo que de verdad importa es el fin, la desintegración de una familia, algo que siempre nos pilla un poco más a mano. Una película de corte intimista y minimalista que el director ha dividido en dos partes: la primera, 'Justine', narra la boda de esta en la gran finca campestre de su hermana, y la segunda, 'Claire', nombre de la hermana, en donde los personajes se enfrentarán a sus propios miedos y fantasmas.
'Melancolía' es un melodrama bastante contenido, con unos actores excelentes (Kirsten Dunst logró el premio a la mejor actriz en el Festival de Cannes con un personaje que el danés pensó para Penélope Cruz, pero Pe renunció para hacer la cuarta parte de 'Piratas del Caribe'), en donde la melancolía, además de una amenaza exterior es el natural estado de ánimo de los personajes principales. Unos seres que tienen bastante que ver con el romanticismo alemán del XIX -no en vano Lars von Trier ha utilizado la música de Wagner para aliñar esta historia- en la que las colisiones cósmicas no dejan de ser una parábola de las colisiones humanas, mucho más terribles.