Cumplir tras prometer

Desde hace tiempo los sucesivos comicios electorales provocan el desinterés de la ciudadanía. El pueblo está saturado de promesas que luego no se culminan, de ahí la abstención más manifiesta. Al otorgar la confianza a unas determinadas siglas debería hacerse con la cabeza. Tras lo expresado en acalorados mítines y en declaraciones a importantes medios de difusión, los que van a representarnos han de tener en cuenta que tras el eventual triunfo, en ocasiones asentado más en los lamentables errores de un equipo de gobierno anterior, que en los logros conseguidos por quienes han permanecido en la oposición, está la realidad del día a día.

¡Ya está bien de hablar de pretéritas herencias! Gestionar con eficacia es la mejor forma de corresponder a la confianza de los votantes. El momento de crisis económica mundial tan nefasto que viene de años y por supuesto nada coyuntural no debe servir de pretexto o excusa a ningún o a ninguna gobernante, se impone gestionar con eficacia, el tiempo preciso para ello, va incluido en el sueldo ¡y qué sueldos! Cuando actualmente no menos del 27% se encuentra en el umbral de la pobreza. Con los mimbres que existen hay que hacer el canasto, lo demás serán buenas palabras: se impone culminar hechos en los grandes temas como en los de menor calado, más aún si los equipos de gobierno conocen las vicisitudes a que se enfrentan al haber estado en la oposición. En estos momentos es muy edificante ser solidarios, sensibles, cercanos, sin distanciarse de la ciudadanía, ellos y ellas que tan próximos se muestran cuando solicitan el voto.