El diáologo más necesario
Actualizado:El distanciamiento entre sindicatos y gobierno local está a un paso de enquistarse peligrosamente, más allá de los matices que puedan aplicarse en el caso de CGT, cuya explicación requeriría de al menos cinco puntos de opinión propios y mucho más extensos que éste. Más allá de las razones de unos y otros, de sus respectivas posturas más o menos tozudas y de los intereses –incluidos los no reconocibles– que pueda defender cada uno, conviene tener presente que lo que está en juego es la salud de un ayuntamiento con una deuda próxima a los mil millones de euros y que tiene serios problemas para pagar sus nóminas cada mes. Y eso es algo que afecta directamente a todos los jerezanos, porque su consistorio no deja de ser el motor de la ciudad, en este caso gravemente gripado.
No queda otra que se imponga la razón y unos y otros sean capaces de ceder, de aparcar posicionamientos rígidos y sentarse en una misma mesa. Las amenazas no ayudan. La crispación del ambiente político, social y laboral, menos todavía. La imposición, tampoco, provenga de quien provenga. Y aquí no hay ni buenos ni malos. Un bando y otro han incurrido en esos errores. Reconocerlo quizá fuese un buen primer paso.