«Por suerte, Giulia se parece a su madre»

Barack Obama sabe que la deuda griega no es el único motivo de los desvelos de Nicolas Sarkozy. Por eso ayer aprovechó su entrevista en Cannes, previa a la cumbre del G-20, para felicitarle en persona por el reciente nacimiento de Giulia, la causa, junto con Papandreu, de que le cueste conciliar el sueño por la noche. «Es nuestro primer encuentro desde la llegada al mundo de la nueva pequeña Sarkozy y quiero felicitar a Nicolas y Carla», dijo el presidente estadounidense en presencia del orgulloso papá.

Sarkozy tragó baba y puso cara de circunstancias cuando su colega bromeó con el parecido de la criatura, a la que Carla Bruni dio a luz el pasado 18 de octubre en una clínica de París. «Estoy seguro de que afortunadamente Giulia ha heredado el físico de su madre más que el de su padre, lo que es algo muy bueno», ironizó el mandatario norteamericano.

En el mismo plan distendido, Obama comentó que ahora compartía con su anfitrión «uno de los mayores desafíos: ser padres de niñas». El presidente estadounidense es progenitor de Malia, de trece años, y Sasha, de diez. Giulia es la primera hija de Sarkozy, que ya tenía tres chicos de sus dos matrimonios anteriores: Jean, de 25 años; Pierre, de 24, y Louis, de 14. También es la primera chica de Carla Bruni, madre de otro niño, Aurélien, nacido hace diez años de una relación con el filósofo Raphael Enthoven.

«Ya ven la gran influencia de Barack Obama», replicó el inquilino del palacio del Elíseo, siempre celoso del interés que despierta el ocupante de la Casa Blanca. «Hace cuatro años que me explica que ser padre de niñas es fantástico, él que tiene dos. Le he escuchado y he seguido su ejemplo», zanjó Sarkozy, con ojeras pero sin ojeriza.