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Josep Antoni Duran Lleida , durante su intervención en un acto de precampaña. / Efe
ELECCIONES 20-N

Duran Lleida: la cara moderada del nacionalismo catalán

El cabeza de lista de CiU ofrece el apoyo de la Federación al próximo Gobierno central

CRISTIAN REINO
BARCELONAActualizado:

Aunque él lo niega cada vez que se lo preguntan, en los mentideros periodísticos se asegura que Josep Antoni Duran Lleida (Alcampell, Huesca, 1952) está loco por ser ministro en el Gobierno de Mariano Rajoy. Ya les dijo que no a Aznar y a Zapatero, en 1996 y 2008, respectivamente, y a la tercera puede ser la buena. Es de lo poco que le queda por hacer a un político con una larga y dilatada carrera, que dio sus primeros pasos en el Ayuntamiento de Lleida, además de pasar por la Generalitat como consejero, la Eurocámara o el Congreso de los Diputados. El que aparece como el político mejor valorado de España en gran parte de los estudios de opinión repite por tercera vez como cabeza de lista por Barcelona de CiU y esta vez sí está dispuesto a jugar un papel decisivo en la gobernabilidad del próximo Ejecutivo. No en vano, ya ha ofrecido su apoyo al futuro gobierno para aprobar las reformas pendientes.

Un respaldo, eso sí, que no saldrá gratis. “Si nos implicamos, lo haremos a partir de una serie de condiciones", dijo recientemente Duran. Las exigencias van desde la aprobación de un nuevo pacto fiscal en línea con el concierto vasco para Cataluña, principal reclamación de CiU para ofrecer su respaldo al Gobierno, a la apuesta decidida por el eje ferroviario mediterráneo, la construcción de cinco infraestructuras viarias en Cataluña, hasta la petición al PP de que "no utilice nunca la lengua como instrumento de confrontación" ni cuestione el sistema de inmersión lingüística catalán.

Político dialogante y moderado, que en reiteradas ocasiones ha proclamado abiertamente que votaría en contra de la independencia de Cataluña, Duran (casado y con tres hijos) es presidente de Unió, la pata pequeña de CiU y de ideología democristiana. Tras la retirada de Jordi Pujol como líder de la Federación nacionalista en 2003, mantuvo un pulso soterrado con Artur Mas por hacerse con el control de la 'casa gran' del nacionalismo catalán, pero hincó la rodilla ante el mayor poderío de CDC, la principal formación de CiU. Desde el punto de vista ideológico, esta tensión entre CDC y UDC se libra todavía hoy, más aún en la precampaña, en la que los primeros son más partidarios de apretar el discurso soberanista que los militantes de Unió.

Nervioso y crispado

Dicen que, contra lo que suele ser normal, Duran, que en 2008 superó un cáncer de pulmón, está nervioso y crispado, lo que le ha llevado a hacer más de una declaración fuera de lugar en las últimas semanas, molestando a sectores tan diversos como las comunidades andaluza y extremeña, los homosexuales, los inmigrantes o incluso la Conferencia Episcopal. La salida de tono más gorda, no obstante, es la que le ha valido la reprobación de los parlamentos andaluz y extremeño por decir que hay personas que “reciben un PER para pasar una mañana o toda la jornada en el bar del pueblo”.

La culpa de sus supuestos nervios, al parecer, la tienen las encuestas, que por primera vez desde las autonómicas de 2010 no le son favorables a CiU. Ganó de calle las catalanas y luego las municipales y se preparaba para vencer, por primera vez desde 1977, en unas generales (siempre las ha ganado el PSC). Pero el bipartidismo PSOE-PP y la erosión por los recortes sociales que ha practicado la Generalitat están lastrando la campaña de Duran, que ha obtenido 10 diputados en las dos elecciones legislativas anteriores (frente a 21 y 25 el PSC y 6 y 8 el PP).