Sarkozy toma la palabra a Papandreu, pero Merkel exige hechos
La confusión creada en Atenas sobre la consulta desconcierta al eje franco-alemán en la jornada inaugural de la cumbre del G-20
CANNES.Actualizado:Al día siguiente de su ultimátum a Yorgos Papandreu en Cannes, Nicolas Sarkozy y Angela Merkel reaccionaron ayer con matices diferenciados a la desconcertante evolución de la situación en Grecia. El presidente francés tomó la palabra al líder heleno por puntualizar que el referéndum sobre el plan de rescate «no es un fín en sí mismo, sino un medio», palabras que elevó a la categoría de «declaración de Estado». Más precavida, la canciller alemana objetó que «no está del todo claro lo que va a pasar» y «para nosotros lo que cuentan son los hechos».
A modo de jueces de paz en la divergencia de pareceres del eje París-Berlín, los dirigentes de las instituciones europeas ajustaron el enfoque con óptica alemana al enfatizar que el cumplimiento del programa de salvación «tiene que estar claro como el agua». «Dada la dramática situación política y social, la unidad nacional y política en Grecia es esencial para que haya esperanza de un futuro mejor para a los griegos», señalaron los presidentes de la Comisión Europea, Jose Manuel Durao Barroso, y del Consejo, Herman van Rompuy, en un comunicado conjunto.
Programa
«La eurozona está dispuesta a continuar apoyando a Grecia, pero Grecia debe cumplir el paquete pactado el 26 y 27 de octubre y, en particular, continuar aplicando el programa de la UE y del FMI», advirtieron.En una comparecencia para dar cuenta de lo tratado en la jornada inaugural de la sexta cumbre del G-20, Sarkozy saludó los efectos de la amenaza que esgrimió con Merkel de bloquear las ayudas internacionales que condenarían a Grecia a la bancarrota. «El mensaje dirigido al conjunto de la clase política griega ha facilitado una toma de conciencia que, si se confirma, será saludada unánimemente por todo el mundo», valoró. Incluso llegó a presentar la indigesta cena del miércoles con Papandreu como «un electrochoque positivo para que todo vaya en el buen orden». El anfitrión del principal foro económico mundial, que esperaba acudir a la costa azul con los deberes de la deuda soberana hechos, reconoció que la crisis griega había consumido la parte esencial de las discusiones. «Estoy muy feliz de que los responsables políticos de Grecia hayan comprendido el mensaje y se hayan colocado por encima de los intereses partidistas para defender el interés nacional», dijo antes de calificar de «muy importante» el apoyo del líder de la oposición helena, Antonis Samaras, al plan de rescate aprobado en Bruselas el 27 de octubre.
Mientras tanto Merkel dejó claro que no se contentaba con meros anuncios sobre una renuncia al referéndum y reclamó actos incuestionables. Desde su punto de vista, la estabilidad de la moneda única de los 17 es una «prioridad más fuerte» que asegurar la permanencia de Grecia en la zona euro.
«Corazón de Europa»
«El problema es sencillo», simplificó por su lado el mandatario galo. «Europa es el corazón de Europa y Europa es el corazón de la política francesa. No podemos aceptar la explosión del euro que sería la explosión de Europa, garantía de la paz en el continente donde nos hemos comportado de forma más brutal y violenta en el siglo XX», dramatizó. «Cada país debe administrarse libremente, pero el euro y Europa es nuestro patrimonio que debe ser defendido», añadió a modo de línea roja a no traspasar.
Frente a las críticas al eje París-Berlín por comportase como un directorio brutal con Atenas, Sarkozy defendió la «perfecta identidad» entre Francia y Alemania. «La solidez de esa alianza es la columna vertebral de la eurozona», sentenció. En plena sintonía con Merkel en medio de la tormenta griega, puso como primer deber de la zona euro la necesidad imperiosa de «enviar al mundo entero un mensaje de credibilidad».
«El euro implica obligaciones a todos los que participan. Cuando fijamos una regla debe ser respetada en plazos breves y de manera firme», resumió