Realizan con éxito una intervención de espina bífida en un feto
BARCELONA.Actualizado:La pequeña Esther nació hace cinco meses y ya come bien, se ríe, busca con la mirada a sus padres por toda la casa y empieza a tener los sentidos como los de un niño normal. Pero de no ser por una operación practicada en plena gestación, la niña habría nacido con espina bífida, que le hubiera mermado de por vida su movilidad.
«La vida es una lucha y vamos ganando», expresó ayer el padre de la criatura, Pavel Bota, habitante de Solsona (Lleida), de origen rumano, quien, junto a su mujer, decidió arriesgarse y seguir adelante con el embarazo a pesar de los riesgos que comportaba. A su hija, cuando aún no era más que un feto, se le diagnosticó un desorden congénito que afectaba a su sistema nervioso central. Una malformación muy compleja que deja al descubierto una parte de la médula espinal. Un problema, que afecta a uno de cada 1.000 recién nacidos y que representa la segunda causa de discapacidad física en la infancia. Sus secuelas más frecuentes son: problemas para caminar, no control de los esfínteres de la orina y de las heces y algunos problemas cerebrales, como hidrocefalia.
El tratamiento clásico que se hacía hasta la fecha consistía en el cierre postnatal del problema (al poco tiempo de nacer). Pero se corre el riesgo de que los nervios (al estar en contacto con el líquido amniótico) se deterioren y dejen de funcionar. Por ello, personal médico y de investigación del Hospital Universitario Vall d'Hebron de Barcelona decidieron llevar a cabo un tratamiento prenatal. Antes de que Esther viniera al mundo, cuando el feto estaba dentro del útero de la madre, le cerraron el defecto tapando la médula para que no estuviera en contacto con el líquido amniótico.