Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizCádiz
Iñaki de Juana Chaos. / Archivo
EL FIN A 51 AÑOS DE TERROR

114 etarras aún siguen huidos

Son miembros de la organización terrorista que tienen órdenes de captura, aunque sus causas podrían haber prescrito

MELCHOR SÁIZ-PARDO
MADRIDActualizado:

114 etarras huidos por Europa, América y África. Esa es la cifra a la que han llegado las fuerzas de seguridad y los servicios de inteligencia. Son los miembros de la banda huidos contra los que existe una orden de búsqueda y captura en vigor, aunque en algunos casos, y a pesar de que la requisitoria tenga plena validez, sus causas podrían haber prescrito ya que la Audiencia Nacional no informa con periodicidad a la Policía, Guardia Civil o CNI de los sumarios que prescriben.

La colonia de personas en el extranjero vinculada de un modo u otro a la banda terrorista es, no obstante, mucho más extensa. Según las estimaciones del Ministerio del Interior a este centenar largo de etarras huidos hay que sumar otras 240 personas. Se trata en su mayoría de colaboradores o simpatizantes de ETA que escaparon al extranjero por temor a ser detenidos o por la sospecha de que seguían sus pasos, pero que en realidad no son reclamados por la Justicia porque nunca se formularon acusaciones formales contra ellos o porque las fuerzas de seguridad, al no poder interrogarles, jamás pudieron probar ante la Audiencia Nacional que estos individuos estuvieran relacionados con la organización terrorista.

Los datos que manejan tanto los servicios de Información de la Policía y la Guardia Civil como el Centro Nacional de Inteligencia coinciden en que Venezuela alberga al mayor número de miembros de ETA con causas pendientes. Los espías y agentes españoles tienen constatada la presencia en el país caribeño de, al menos, 33 etarras huidos y en búsqueda y captura activa. Un número que probablemente sea mayor y que se ha duplicado durante los dos últimos años con la constante llegada de miembros de ETA empujados por el arrinconamiento de la organización.

La colonia de Venezuela está compuesta por dos tipos de perfiles. El primero son los etarras que llegaron al país a finales de los ochenta y cuyo rostro más conocido es Arturo Cubillas, el supuesto enlace entre ETA y las FARC. En ese colectivo es muy alta la proporción de causas prescritas y su extradición se antoja imposible ya que en su mayoría tienen nacionalidad venezolana y el régimen de Hugo Chávez se niega a la entrega de sus nacionales.

El segundo grupo lo componen terroristas de alto nivel recién desembarcados en ese país para manejar desde allí el final de ETA, todos ellos encuadrados en el 'Biltzar Ttipia', comité ejecutivo de la banda. De acuerdo con las informaciones en poder del Gobierno han llegado para quedarse, entre otros, Antonio Troitiño, huido tras su polémica excarcelación el pasado abril; Tomás Elgorriaga, jefe de tecnología de la banda; Juan Cruz Maiztegi, 'Pastor', uno de los cabecillas del aparato político; o José Luis Eciolaza, 'Dienteputo', uno de los dirigentes del aparato militar más destacados.

Francia da cobijo a la segunda colonia más numerosa aunque en continuo descenso por la presión policial en el país vecino. Los servicios de información, sin conocer su ubicación exacta, sitúan todavía a 25 'liberados' en suelo galo, entre ellos el triunvirato que dirige ETA, David Pla, Izaskun Lesaka e Iratxe Sorzabal. En Francia la mayoría de los activistas con causas pendientes son jóvenes de menos de 35 años, proceden de las últimas hornadas de ETA y entre ellos hay numerosos huidos de la 'kale borroka' que se integraron en las estructuras de la organización para evitar cumplir condena en España.

Más allá de los tres jefes que leyeron el comunicado del "cese definitivo" de la violencia el pasado 20 de octubre, el perfil de los huidos en el país vecino es diferente al de los refugiados en Venezuela. Casi todos ellos, a diferencia de lo que ocurre en el país latinoamericano, viven en la más absoluta clandestinidad, con una situación económica muy penosa y siempre a la espera de poder escapar a Sudamérica.

Situación crítica

En Cuba, la situación también es crítica. La inteligencia española tiene localizados en la isla a ocho miembros de ETA con reclamaciones. El férreo control a los que los somete el régimen de Fidel Castro, incluido el confinamiento, ha provocado que la presencia de refugiados haya disminuido mucho en la última década. Muestra de ese malestar fue el rocambolesco intento de fuga desde Cuba a Venezuela de los tres 'etarras' balseros arrestados y repatriados a la isla el pasado septiembre.

El resto de los huidos con causas se reparten entre México, Cabo Verde, Argentina, Portugal, o Suiza. En algún punto de este último país las fuerzas de seguridad siguen situando al dirigente José Antonio Urrutikoetxea, 'Josu Ternera', y a su hijo Egoitz.

A pesar de que los servicios de Información de la Policía y la Guardia Civil tienen una radiografía bastante aproximada de los terroristas fugados y repartidos por el mundo, esta imagen dista de ser completa. Hay, al menos, 31 integrantes de ETA de los que el Ministerio del Interior no tiene ninguna pista sobre su paradero, aunque en muchos casos cree que puedan haberse refugiado en Sudamérica. Sin duda el más conocido de esos terroristas que se han esfumado es Iñaki de Juana Chaos, del que no ha habido ni una pista fiable desde que huyera de Belfast en abril de 2010 para evitar su extradición a España.

Hasta ahí los buscados por las fuerzas de seguridad, pero el grupo que la izquierda abertzale y la propia ETA denomina 'exiliados' o 'refugiados' incluye hasta 240 personas más. Sólo en Francia el número de estos huidos que no son buscados por la justicia podría elevarse hasta 140. En su mayoría no viven en la clandestinidad, pero evitan volver a territorio español ante el temor de que podrían ser detenidos para su interrogatorio. En esta categoría de 'fugados por voluntad propia' también hay una veterana colonia de casi cuatro decenas de personas en México, que desarrolla una vida absolutamente normal.

A este grupo de 'autoexiliados' estuvo dirigida la iniciativa del Gobierno de José María Aznar, cuando en abril de 1999, en plena tregua de ETA, puso en marcha con escaso éxito un programa para informar a través de las embajadas y consulados a los miembros de este colectivo sobre sus causas pendientes y la posibilidad de regresar a España.