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Una mujer hace el signo de la victoria frente a la vivienda derruida de Gadafi. :: JOSEPH EID / AFP
MUNDO

Libia trata de evitar una guerra civil

El Gobierno transitorio designa a un nuevo primer ministro que habrá de lidiar con la difícil tarea de conciliar un sinfín de bandos

MIKEL AYESTARAN
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Libia cuenta con un nuevo primer ministro que tiene por delante la misión de resolver los problemas a los que se enfrenta la nueva era que empieza en el país después de 42 años de dictadura. Los enfrentamientos entre milicias rebeldes y los excesos cometidos en los feudos gadafistas como Sirte, Bani Walid o Tawarga han dado la bienvenida a Abdelrahim Elkib, miembro de una familia millonaria de Trípoli que controla el mercado de la seda.

«Estamos implicados en la construcción de una nación respetuosa con los derechos del hombre y que no aceptará violaciones de los mismos», señaló el nuevo primer ministro nada más conocer su victoria por mayoría simple en la votación llevada por los miembros del Consejo Nacional Transitorio (CNT), una declaración dirigida a los perdedores de la guerra civil que ha sufrido Libia que viven desplazados en casas de familiares, en tiendas de campaña o bases militares abandonadas.

La herencia de la revolución son unas trescientas milicias que, pese a las órdenes del CNT, de momento siguen sin entregar sus armas. Trípoli ha sido escenario de al menos dos enfrentamientos entre grupos rebeldes en las últimas 48 horas. El objetivo de crear un Ejército nacional está sobre la mesa, pero parece algo lejano debido a las rencillas entre comandantes que una vez desaparecido el enemigo común que les unía, Muamar Gadafi, se han lanzado a tomarse la justicia por su mano.

La madrugada del lunes fue escenario de un feroz enfrentamiento entre milicias rebeldes en la capital, todo un aviso que llegó a las pocas horas del final oficial de la misión de la OTAN. Un grupo de combatientes de Zintán, ciudad de las montañas de Nafusa cuyo papel fue clave en la toma de la capital, abrieron fuego contra milicianos de la Brigada Trípoli que custodiaban el Hospital Central y que se negaron a dejarles pasar para ejecutar a un paciente.

Ni ley ni orden

Al menos dos rebeldes perdieron la vida y otros siete resultaron heridos tras este incidente, que puso de manifiesto la falta de ley y orden que sufre un país en manos de unas brigadas paramilitares en las que hay miles de soldados que desertaron del antiguo Ejército, pero también muchos elementos salafistas que recelan de los exmilitares.

Para evitar el recrudecimiento de las pugnas entre facciones e incluso el estallido eventual de una guerra civil, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprobó ayer por unanimidad una resolución que insta a las nuevas autoridades a evitar la proliferación de armas y a destruir los arsenales químicos que habría amasado el régimen anterior. De lo contrario, el riesgo para la «desestabilización del Sahel» -concluye el documento- sería considerable y proporcionaría munición para la actividad terrorista.

Elkib, el nuevo jefe de Gobierno, es ingeniero eléctrico de formación y obtuvo su licenciatura en la Universidad de Trípoli en 1973. Desde entonces ha vivido la mayor parte de vida en Estados Unidos, desde donde tomó en la revolución a través de la financiación de los grupos rebeldes que se oponían a Gadafi.

Su elección fue toda una sorpresa, ya que todas las quinielas apuntaban al ministro de petróleo del CNT, Alí Tarhouni. Sin embargo, se impuso por 26 votos de los 51 miembros que integran el Consejo. En cualquier caso, su desempeño tendrá temprana caducidad. De acuerdo con la hoja de ruta presentada por el Gobierno interino, Elkib deberá designar un nuevo Gabinete que rija la frágil transición libia hacia la democracia antes de la convocatoria el próximo año de elecciones constituyentes.