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cine | estreno

Una Quijote de extrarradio

'Verbo' se sumerge en los grandes problemas adolescentes a través de la fantasía y el hip-hop

DANIEL ROLDÁN
MADRIDActualizado:

¿Quién soy? ¿Por qué mis padres no me entienden? ¿A dónde voy? Tres preguntas con una carga de profundidad tremenda. Retumban en las cabezas de muchos jóvenes de la misma manera que un submarino se retorcía cuando los destructores le lanzaban los bidones explosivos durante la Segunda Guerra Mundial. Esas mismas cuestiones se hacía Eduardo Chapero-Jackson hace más de veinte años en su casa del madrileño barrio de Moratalaz. Vivía en el último portal. "Desde mi habitación veía el cementerio de la Almudena. A lo mejor de ahí viene mi interés por la muerte. Hay algo en ella que te ubica en la vida. Es una especie de consejera que siempre está presente", confiesa entre risas el director, que ha hecho un pacto con el diablo para no aparentar los 40 años que marca su carné de identidad.

Bregado en el mundo de los cortometrajes, el director madrileño debuta ahora en la dirección de su primer largometraje, 'Verbo', que ya ha pasado por los festivales de San Sebastián y Sitges. Una historia extraña donde se mezclan el mundo real y las fantasías; la prosa y el verso; la imagen real y la animación. Y, por supuesto, la muerte. Aunque sea más metafórica que real. "Me gusta la idea de estar muerto en vida". Esa sensación es la que domina la vida de Sara, protagonizada por la sorprendente y desconocida Alba García. "La vi en los castings y enseguida supe que tenía que ser ella", confiesa el director.

Sara vive en una de estas mastodónticas urbanizaciones de los extrarradios de las grandes ciudades. Sus padres no la comprenden. Los profesores pasan de ella y el chico que le gusta, tampoco pone mucho interés. "Ella es una idealista en un entorno cínico donde no encuentra respuestas. Tiene algo de Quijote de extrarradio, una rebelde", apunta Chapero-Jackson, que confiesa que a la edad de Sara él también estaba muy perdido.

Solo encuentra consuelo en el hip-hop y en los grafitis creados por Liriko (Miguel Ángel Silvestre), un personaje que vive en un submundo donde todo el mundo habla en verso. "Me apetecía crear un cuento clásico pero en una versión contemporánea para intentar encontrar una respuesta a esos jóvenes. Es una película que habla de los ideales de verdad, no de esa psicología barata que dice que todo es felicidad. No puede ser siempre un 'happy flower'", reflexiona.

Rimas

Una de las principales dificultades de la película, que se estrena el próximo viernes en España, fue convencer a los productores de la necesidad de rodar parte de la película en verso.

"Había mucha ambivalencia con este tema. Si es una película rara ya de por sí, imagínate sobre el papel", confiesa el madrileño, al que le costó mucho arrancar este proyecto de debut. "Pero es que el hip-hop me llamaba mucho la atención por los códigos que transmite y cómo se transmiten. El verso es universal. Tiene que ver más con lo lírico y las expresiones", añade. Un mundo que puede conectar mejor con el público más joven al abordar temas y problemas más propios de la adolescencia que de veinteañeros o treintañeros, aunque Chapero-Jackson defiende que todos "llevamos un adolescente dentro que todavía está intentando conjugar su relación con los demás y con sus ideales".

Más fácil fue convencer a los actores de que se unieran al proyecto. Silvestre es uno de sus mejores amigos y fue fácil convencerle, al igual que Macarena Gómez, que ya había trabajado con él en sus cortos. "Miguel Ángel estaba muy encasillado con su papel de la televisión y le apetecía hacer algo radicalmente diferente", asegura. También le dio un pequeño papel a Nach, el rapero que pone la música a la película.

Con 'Verbo', Chapero se siente "vulnerable y expuesto". Ha plasmado sus obsesiones en una película que el mismo sabe que es "muy peculiar" y se sorprende de la expectación que se ha creado con su primer largometraje. Solo espera que se entienda su mensaje y qué impacte como 'Alicia en el país de las maravillas' o 'El viaje de Chihiro', sus dos grandes referentes a la hora de construrir este cuento. "Me gusta ese mundo onírico que reflejan las dos obras. Aunque también veo referencias con 'La ley de la calle' de Coppola", comenta.