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CARTAS A LA DIRECTORA

Los panes y los peces

GASPAR CATALÁN. PUERTO REAL
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Ante la situación que estamos viviendo en España, tiene uno la impresión de que la tan cacareada Sociedad del Bienestar solo ha sido una imagen luminotécnica proyectada sobre un lago cristalino al que alguien lanzó una piedra y con las ondas expansivas provocadas se han esfumado todas las expectativas prometidas, pero con el agravante añadido de que quienes han convertido dicho lago cristalino en una ciénaga llena de corrupción e irresponsabilidades, no solo no pagarán por sus maquiavélicas decisiones sino que además gozarán de pingües beneficios.

Para no caer en la desesperanza que nos puede proporcionar el observar que el ficticio progreso de la civilización implantada en nuestro país solo nos ha conducido a la decadencia de las costumbres y por ende a la regresión moral de nuestra sociedad, es necesario buscar un antídoto que nos preserve de tanta decepción , y esta medicina solo la podemos encontrar en la Biblia. Uno de los relatos evangélicos más repetidos a lo largo de la historia es sin duda el que hace referencia a la multiplicación de los Panes y los Peces. (Mt. 14, 13-21); de dicha cita podemos extraer algunas enseñanzas para aplicarlas a nuestra vida pública.

En la cita de referencia, el evangelista Mateo calcula la multitud congregada en unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños. El lugar estaba deshabitado y los discípulos pidieron a Jesús que despidiera a la gente para que fuesen a comprar comida a los pueblos cercanos. Estos discípulos que aún no conocían la grandeza del Reino de Dios, hablan de 'comprar', lo que significa un sometimiento a las leyes económicas de la sociedad, que mantiene a tantas personas en la pobreza, mientas que otras disfrutan de la opulencia; pero Jesús les dice: 'Dadle vosotros de comer'; ellos quedaron sorprendidos porque solo disponían de cinco panes y dos peces, que inmediatamente pusieron a disposición de la multitud y de aquí surgió el milagro.

Intuyo que Jesús explicaría a la multitud el significado del gesto realizado por los discípulos y les transmitiría la grandeza de la solidaridad y del espíritu de compartir, mensaje que calaría profundamente en la mente de los congregados, de tal manera que todos los que llevaban comida en las alforjas se decidieron por imitar a los discípulos; comieron todos, saciaron su hambre y aún sobró comida. Sería deseable que el señor Rubalcaba, que debería ser señor Pérez, Alfredo para los más íntimos o RbCb para los votantes, tomase buena nota de la enseñanza bíblica que hemos aportado porque él va por la vida de pobre, cuando hace 30 años decidió funcionarizar su vida y ha conseguido un patrimonio extraordinario. ¿Dónde están sus panes y sus peces, señor Rubalcaba?