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Neumático para el invierno. / Archivo
TRÁFICO

El neumático de invierno, ese gran desconocido

La normativa española les equipara a las cadenas y puede circularse con ellos con normalidad cuando no hay nieve o hielo

J. LUIS ÁLVAREZ
MADRIDActualizado:

Como hay zapatos para invierno y verano, también hay ruedas para cada una de las estaciones. En Europa es normal que los automovilistas 'calcen' sus vehículos con neumáticos de invierno nada más comenzar el otoño. En España, donde el clima es mucho más benévolo que en países como Alemania, Suiza o Bélgica, no hay costumbre de utilizarlo, pero ya es posible encontrar neumáticos de invierno en casi todos los establecimientos del sector.

Según los expertos, estas ruedas ofrecen un mejor agarre bajo condiciones climatológicas como la llovizna, la lluvia o la nieve, mejorando notablemente la adherencia, disminuyendo la distancia de frenado y mejorado la seguridad del conductor y los ocupantes del vehículo. A ello se añade que cuando aparecen las temidas placas de hielo o la nieve en la carretera, los neumáticos de invierno evitan el tener que parar en un arcén para colocar las cadenas, expuestos al resto de vehículos y normalmente en condiciones de baja visibilidad.

A juicio de los especialistas, su uso en España está justificado de noviembre a abril, cuando la media de temperaturas mínimas en España está por debajo de los 7 grados centígrados.

A diferencia de los normales, los neumáticos de invierno cuentan con un dibujo más profundo y con más recovecos, de manera que se logra una mayor evacuación del agua y un mayor agarre en la nieve o hielo. Su goma mantiene todas sus propiedades a temperaturas muy bajas, de manera que su temperatura de trabajo se alcanza a los pocos metros de circular.

Garantía de seguridad

Este agarre es una garantía de seguridad. Según las pruebas de Michelin, la distancia de frenado con bajas temperaturas sobre firme en mojado a 80 km/h es de 40 metros con neumáticos normales, mientras que con las ruedas de invierno es de 34 metros. Más diferencia hay sobre nieve a 50 km/h: con los normales es de 63 metros, en cambio con los de invierno es de 32 metros.

Estas ruedas nada tienen que ver con las antiguas que montaban clavos, cuya efectividad era muy alta, pero su duración era bastante reducida. Además su uso está limitado a carreteras completamente heladas, debido a que levantan el asfalto.

A efectos de circular, el Reglamento de Vehículos equipara en España los neumáticos de invierno con las cadenas. Como ocurre con estas, deberán ir montados en las ruedas motrices. Por este motivo, en algunos pueblos de la Cordillera Cantábrica o el Pirineo ya es normal que los automovilistas cuenten con un par de ruedas con los neumáticos de invierno montados, para instalarlos en el coche cuando caigan los primeros copos o las primeras heladas.

El único 'pero' de este tipo de rueda es que con ellas no se puede sobrepasar los 160 kilómetros por hora, lo que para el invierno, en condiciones bastante desfavorables, es una velocidad muy aceptable y que sólo pocos, a tenor de los numerosos radares y las elevadas multas, se atreven a alcanzar.

Los precios de estos neumáticos están a partir de los 80 euros en marcas conocidas, aunque en Internet pueden encontrarse más baratos para medidas pequeñas y de fabricantes poco habituales en las tiendas del sector.

Víctimas del mal tiempo

Ante el invierno que se avecina, desde el RACE se llama la atención de que en España circulan más de un millón de vehículos con los neumáticos desgastados, según datos recabados de las inspecciones negativas en las ITV. Esto representa un riesgo añadido a las ya de por si complicaciones en el agarre al asfalto. Según esta asociación de conductores, con datos de la DGT de 2010, durante el pasado año se produjeron en España 85.503 accidentes de tráfico con víctimas, de los cuales el 14,5%, lo que supone un total de más de 12.400 accidentes, fueron bajo condiciones de climatología adversa.

La llovizna, o primera fase de la lluvia, se presenta como el factor climatológico que más accidentes causa con un 68.8%, seguido por la lluvia fuerte con un 13.8 % y en tercer lugar el viento fuerte con un 3.6%.