FÚTBOL | PRIMERA DIVISIÓN

El Madrid supo sufrir en Anoeta para dormir líder

Un gol de Higuaín valió tres puntos muy festejados por Mourinho en un feudo hostil donde el Barça solo sumó uno

MADRID Actualizado: Guardar
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Sin el brillo, la fluidez y la personalidad de los últimos partidos, el Madrid supo tirar de arrojo y experiencia para ganar en Anoeta, un feudo hostil en el que ha salido victorioso en las tres últimas temporadas. Le bastó un gol de Higuaín en los primeros minutos para acostarse como líder y dejar a la Real en puertas del descenso porque, entre otras razones, solo ha sumado un punto de los últimos 18 en litigio.

Sumaron los de Mou su octava victoria consecutiva, seis de ellas en Liga, pero pusieron de los nervios a su técnico en una segunda parte donde sus pérdidas de balón dieron vida a los donostiarras. El Madrid fue el equipo explosivo y letal de las últimas citas pero no se arrugó y sumó tres puntos donde el Barça se dejó dos. Ya avisó Mourinho en la víspera que llegarían días difíciles y que no siempre se puede resolver en menos de media hora.

Las cartas estaban marcadas desde que se conocieron las alineaciones y se comprobó que el francés Montanier diseñó un plan ultradefensivo que solo modificó al final, cuando ya vio todo perdido. La Real salió con tres centrales, cinco defensas, cuatro jugadores por delante y Vela de falso delantero porque no es un ‘9’ puro. Pobló el campo de jugadores de brega y, además, tiró a Xabi Prieto, el único futbolista con clase de su once, a la izquierda. Allí anduvo perdido el donostiarra. Ni Griezmann, ni Agirretxe aparecieron de inicio en el equipo local. Y salieron tarde, sobre todo el delantero.

En el Madrid, Mourinho apostó por su 4-2-3-1 tipo pero realizó cuatro cambios con respecto al equipo que aplastó al Villarreal en menos de media hora. Pensando en la visita a Lyon, dio descanso a Marcelo y apostó por Coentrao en el lateral izquierdo. Su compatriota no le defraudó porque fue uno de los mejores de su equipo, tanto en el despliegue como en el repliegue. Estuvo muy atento y tácticamente perfecto. Además, Özil entró por Kaká, al que ni mucho menos mejoró, Lass por Khedira en un simple cambio de peones e Higuaín en lugar de Benzema. Curiosamente, en la segunda mitad deshizo estas tres últimas alteraciones individuales.

Los arietes del Madrid van camino de récord. Están ambos tan en forma y espoleados por la competencia que cada vez que salen marcan. El argentino, en uno de esos desmarques magníficos que acostumbra, siempre al filo del fuera de juego, abrió la lata ‘txuri urdin’ en menos de diez minutos. Recibió un pase maravilloso de Coentrao, se coló entre los centrales y la picó con la derecha ante la salida de Bravo. Con ese gran gol, los de Mourinho hacían lo más difícil. Evitaban que les ocurriera como ante el Racing y el Levante en sus dos únicos errores graves en lo que va de Liga.

Sin practicar ese fútbol total de las últimas jornadas, entre otras cosas porque los realistas fueron mucho más correosos que los malaguistas o los de La Plana, el Madrid fue dueño absoluto del primer tiempo. Le faltó cerrar el partido porque dispuso de varias ocasiones, dos de ellas muy claras. Pero el chileno Bravo salvó un disparo de Di María, después de que Xabi Alonso sacara rápido una falta con sus paisanos dormidos, y salió triunfal de un mano a mano con el ‘Pipita’, tras gran pase del extremo. De la Real no había noticias en ataque que inquietaran a Casillas.

Cristiano, individualista

Cristiano Ronaldo recuperó viejos vicios. En lugar de centrarse en aprovechar su inmensa calidad para desequilibrar el partido, se perdió en frivolidades para la galería que enervan a los rivales. Y empezó pronto, con una rabona cuando se internaba en el área. Demasiados taconazos, toquecitos intrascendentes y peleas con sus defensores. Incluso soltó una pierna que no golpeó a Iñigo Pérez pero era sancionable. Lo de no arrugarse ante el ímpetu del rival es meritorio, pero también sobró una plancha de Lass a Bergara.

Lo exiguo del resultado y la falta de contundencia del rival, animó a los vascos de forma paulatina. El Madrid ya no les generaba ocasiones en la segunda mitad, actuaba con excesiva parsimonia y perdía la posesión. La Real permanecía fiel a su dibujo inicial, pero se soltaba cada vez con más alegría.

En un robo de balón, el mexicano Vela probó a Casillas. Minutos después fue el recién entrado Griezmann el que obligó a estirarse al ‘santo’. La entrada del francés revolucionó a los blanquiazules. Debió estar poco tiempo en el campo porque hizo una entrada alevosa a Ramos que solo quedó en amarilla. Sufrió el Madrid y Mourinho salió a pie de césped al término del choque para festejar a sus pupilos. En especial al defensa sevillano, que de nuevo estuvo colosal como central.