MISERIAS
Actualizado:Ser periodista en Telecinco -quiero decir periodista de verdad- es una de las cosas más amargas que hay en esta profesión, porque el público cree que los periodistas son Belén Esteban o cualquier Matamoros, y haga usted una carrera para esto, ¿verdad? Bien, el asunto es que en la redacción de informativos de Telecinco hay un cabreo considerable por la manera en que la cadena anunció el último comunicado de la banda terrorista ETA. ¿Cómo fue? Pues fue un pantallazo en directo en el programa 'Sálvame' de Paz Padilla, ese circo que la cadena emite en horario protegido para alienar a las clases populares. Ni cortinilla informativa, ni conexión con la redacción, ni rótulo sobreimpreso, ni nada de nada: un mínimo avance y luego Paz Padilla, a la suya y por las bravas, detiene su desolladero, cuenta el asunto, lo explica con su reconocida sutileza política, la gente aplaude, los contertulios se emocionan y, hale, a continuar, que lo importante es lo importante, o sea, el cotilleo salvaje. No sé si ha visto usted el vídeo del momento. Circula por ahí y está un poco por todas partes. La verdad es que pocas veces se ha visto algo más lamentable, con los artistas de 'Sálvame' componiendo gesto de probos ciudadanos interesados en la vida pública. Lo único positivo del lance es que duró muy poco. Y, hombre, no digo yo que cortaran la emisión, pero ya podían haber hecho una conexión con la redacción de informativos, que para eso está, ¿no? Es lo que hizo Antena 3, por ejemplo. Para nada. «Hemos hecho el ridículo», te dicen en los pasillos de 'Vasile Castle'. Pues sí, para qué nos vamos a engañar, ¿eh? Pero quienes han hecho el ridículo no han sido los periodistas de esa redacción, que hacen lo que les dejan hacer, sino los responsables de un canal que han puesto cabeza abajo todos los criterios naturales de la comunicación social y que dan más importancia a las bragas de Belén Esteban que a las capuchas de la ETA. El suceso dice mucho sobre la degeneración de la televisión -de alguna televisión- en España. ¿Cómo no va a haber defensores de los canales públicos?