India se estrena entre polvo en el mundo de la Fórmula Uno

India es un país de contrastes, como suele decir el tópico. La organización del primer Gran Premio en el país con la democracia más grande del mundo es capaz de gastarse 216 millones de euros, mientras en los aledaños del circuito -diseñado por Hermann Tilke- se agolpan niños sin, entre otras cosas, calzado.

A priori, el estreno del Buddh International Circuit tiene todos los ingredientes de repetir un desastre organizativo como el de Corea del año pasado -pese a lo cual, la FIA les premió-. Ayer aún estaban plantando césped artificial en las escapatorias y laterales del 'pit lane'-uno de los más largos del calendario-, limpiando los restos de las obras en el asfalto y acabando de montar gradas y cabinas de retransmisión.

Fernando Alonso calificó el circuito como «interesante», a priori, por la variedad de sus curvas, pero tiene grandes dudas, sobre todo por la suciedad en pista. «Ahora tiene una capa de tierra y en el Fórmula 1 hace que sea una pista de patinaje. A ver si entre el viernes y el sábado la trazada está aceptable y el domingo vemos una bonita carrera».