Ejecutan el desahucio en Los Albarizones sin incidentes
Los Morón se irán a vivir al patio de una casa de 30 metros cuadrados en el que han empezado a construir dos habitaciones y un baño
Actualizado: GuardarLa vivienda de la barriada rural de Los Albarizones que hasta ahora era propiedad de José Morón y su familia ya es ahora del banco. Exactamente a las 12.51 horas de esta mañana las agentes judiciales, escoltadas en todo momento por miembros del Cuerpo Nacional de Policía, echaron la llave a la puerta de la pequeña vivienda a la que minutos antes le había cambiado la cerradura un operario y la que habían accedido apenas 20 minutos antes.
Los testigos del desahucio han sido los vecinos y dos de los hijos del matrimonio propietario de la casa, que no pudieron contener las lágrimas en el momento en que los representantes del juzgado procedieron a entrar en la vivienda para medir los metros cuadrados y levantar acta. Jose Morón y su esposa no estaban presentes, porque "la ansiedad ha podido con ellos y han ido al médico", explicaba esta mañana Francisca Márquez, vecina y portavoz de los afectados.
Jose Morón es gruísta, lleva dos años en paro y solo cobra los 400 euros de la ayuda familiar, lo que le ha impedido que pueda hacer frente al pago de cinco letras -por un total de 8.000 euros- de un préstamo que pidió poniendo su casa -en la que vivía con tres hijos y dos nietos- como aval.
La ejecución del desahucio se ha desarrollado con normalidad, sin las escenas violentas vividas hace pocas semanas en Caulina, pero entre la indignación de los vecinos que conocen de toda la vida a esta familia y que no paraban de decir con mucha impotencia y ante la mirada impávida de los agentes que "los bancos no tienen vergüenza y juegan con los sentimientos de la gente" y de preguntar que "para qué querrán ellos esta casa ya vieja".
Tras pasar ayer su ultima noche en la casa, José Morón y su familia siguen trabajando junto a sus vecinos en la obra que están realizando en casa de su suegra, a pocos metros de su casa, para habilitar un antiguo garaje. "La gente está aportando dinero y materiales, y poco a poco avanza, pero aún necesitamos ayuda para poder poner el techo", explicaba hoy Manuel Torres, un albañil en paro que está echando un cable en esta construcción