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Las salas del museo Reina Sofía contarán durante varios días la historia de las obras de Roussell. / RC
ARTE | EXPOSICIÓN

Raymond Roussel, el surrealista escondido

El Reina Sofía expone más de trescientas sobre la obra y la influencia de este novelista francés

DANIEL ROLDÁN
MADRIDActualizado:

Nunca quiso la fama y, realmente, de su vida privada se sabe muy poco. Pero Raimond Roussel (París, 1877-Palermo, Italia, 1933) se ha convertido en una figura indispensable para entender las corrientes artísticas del siglo XX. El movimiento surrealista le llegó a enviar una carta de admiración, firmada por Robert Desnos, Paul Éluard y André Breton, entre otros, reconociéndole como uno de los padres de este movimiento artístico. "Fue una de las influencias de las vanguardias más rompedoras del siglo XX a pesar de su educación clásica", explicó el director del museo Reina Sofía, Manuel Borja-Villel. La pinacoteca madrileña acoge desde este martes 'Locus Solus. Impresiones de Raymond Roussel', una muestra organizada junto al Museo de Arte Contemporáneo de Serralves (Oporto) que recorre a través de trescientas piezas la obra de este peculiar genio al que André Breton definió como "un hombre plenamente decidido a no seguir otra inclinación que la de su espíritu".

Borja-Villel destacó que la obra de Roussel "se cuela por las rendijas" que deja el mundo pictórico, el audiovisual y el literario. En esas juntas es donde el novelista parisino encontró su sitio en el mundo surrealista. Su nombre aparece en varios de sus manifiestos y panfletos. Sin embargo, Roussel nunca apareció en sus publicaciones pero les confió el manuscrito de su obra póstuma, 'Cómo escribí algunos libros míos', publicado en 1935. En él, Roussel explica el curioso procedimiento que utilizó para escribir varios textos, inventando dos frases fonéticamente iguales pero de sentido muy distinto que luego relacionaba mediante un relato que llevaba de una a la otra.

La fascinación de los surrealistas por Roussel radica, por un lado, en esta forma de escritura homófona, "basada en los sonidos y los dobles sentidos de las palabras; por el otro, en una capacidad descriptiva y una complejidad estética muy desarrolladas", como explicó Joao Fernandes, representante del museo de Oporto. Su habilidad para crear mundos imposibles con la mayor de las verosimilitudes resultaba atrayente para ellos, y también la prevalencia de lo artificial por encima de lo natural. Para mostrar este mundo, de las paredes del Reina Sofía colgarán cuadros de Salvador Dalí, como 'Enigma sin fin' (1938) o 'Lilith - Homenaje a Raymond Roussel' (1966); varios collage de Max Ernst, como 'El ruiseñor chino' (1920) y cuatro de la serie 'La mujer sin/cien cabezas' (1929). También están en Madrid 'Goethe y la metamorfosis de las plantas' (1940), de André Masson o obras de Francis Picabia 'Balance' (1919-22), 'Carretilla' (1922) o 'Totalizador' (1922).

El museo madrileño también mostrará las rayogramas y los muñecos articulados de Man Ray y el emblemático lienzo 'Locus Solus' (1941-42), de Roberto Matta, procedente de la colección Ulla und Heiner Pietschz de Berlín; y varias obras de Joseph Cornell. Por otro lado, se exhibirán imágenes prácticamente inéditas de representaciones de 'Locus Solus', cedidas por el poeta estadounidense John Ashbery. Por otra parte, los dos comisarios de la muestra destacaron la influencia que Rousseaul tuvo en Marcel Duchamp, sobre todo como desencadenante de sus investigaciones en torno a 'La novia desnudada por sus célibes, incluso' (1912-23), conocida como 'El Gran Vidrio' y que dentro de varias semanas llegará procedente de Estocolmo.

Ídolos y pasiones

La exposición también repasa los aspectos más íntimos de Roussel, como sus ídolos o sus obsesiones. Entre los primeros, no faltan dos de los escritores franceses más famosos: Victor Hugo y Julio Verne, además del dramaturgo Victorien Sardou y el astrónomo, inventor y escritor Camille Flammarion. Roussel sentía fascinación por todos ellos, aunque en realidad estaba rendido por el creador de mundos nuevos y aparatos imposibles para la época como el submarino. Esa aspiración por emular a Verne en los aparatos imposibles y máquinas que aparecen en sus novelas. En la exposición, se podrán apreciar tres dibujos del autor de 'Viaje al centro de la Tierra'. Además, una de las piezas más curiosas es 'La estrella cósmica', una galleta que Flammarion le regaló a Roussel y que no se encontró hasta que falleció.

En cuanto a las pasiones, al novelista francés le encantaba viajar y el teatro, aunque Roussel siempre aseguró que sus vueltas al mundo o sus estancias por medio mundo no le influyeron en sus creaciones literarias. El teatro, en cambio fue para él una obsesión. Podía acudir a una obra desde el primer día y hasta el último. Para plasmar este mundo, el Reina Sofía abre este apartado con 'El navío en la tormenta' de Henri Rousseau. También se podrán ver manuscritos, primeras ediciones y obra gráfica inspirada en los montajes teatrales de Roussel, así como de representaciones que le marcaron: la adaptación de 'Tosca', de Victorien Sardou, representada por Alphonse Mucha en un cartel promocional, es un ejemplo.