El Corán toma el relevo del Libro Verde en Libia
Los Hermanos Musulmanes se presentan como principal referencia en esta etapa posrevolucionaria
TRÍPOLI.Actualizado:El Estado islámico libio toma el relevo a cuatro décadas de dictadura. El presidente del Consejo Nacional Transitorio (CNT), Mustafá Abdel Jalil, cumplió la palabra dada a finales de agosto en la Conferencia de París y tras la muerte de Gadafi proclamó la «libertad de Libia». La hoja de ruta del nuevo sistema, que conocerá su nuevo gobierno en un plazo de dos semanas, tiene como primer punto el reconocimiento de Libia como un Estado islámico cuya única fuente de jurisprudencia es la 'sharia' (código islámico), un anuncio que recibió la ovación de los cientos de miles de personas que tomaron parte en la fiesta del domingo en Bengasi.
El sistema de finanzas y la regulación de los matrimonios son los dos primeros campos que las autoridades pretenden cambiar, y para eso se está consultando a las autoridades religiosas del país y se ha reforzado el Ministerio de Asuntos Religiosos del Comité Nacional Transitorio con la llegada de Hamsa Abu Fars, doctor en 'Sharia' por la Universidad Zeytuna de Túnez.
El Corán toma el relevo del Libro Verde y las fuerzas islamistas empiezan a trabajar en la sombra para la formación de partidos políticos que en el futuro próximo puedan dirigir Libia. Mientras se libraba una guerra en el campo de batalla y en los despachos por lograr el apoyo de la comunidad internacional, los grupos religiosos han asentado las bases de su proyecto de Estado islámico en cooperación con el CNT.
El régimen anterior prohibía todo tipo de asociación política y hay que empezar de cero. Los Hermanos Musulmanes son la principal organización y cuentan con la experiencia de muchos años trabajando en la clandestinidad y el retorno al país de algunos de sus líderes exiliados en el extranjero como Suleyman Abdul Qader. «Pueden convertirse en lo que es Ennahda en Túnez, una fuerza capaz de dinamizar el deseo del pueblo de tener un partido islámico al frente de las instituciones, son los mejor preparados», piensa el sheikh Abdul Baset Kwela, una de las figuras religiosas más respetadas del país y que fue el encargado de dirigir la primera oración en la Plaza de los Mártires de Trípoli tras la liberación de la capital.
Radicales
La cara más radical del islam la representa una minoría salafista que está dividida, ya que el sector más conservador del movimiento se niega a participar en la vida política porque lo considera 'haram', pecado. También el movimiento Tabligh
«No ha sido una sorpresa, todo lo contrario. Si el presidente no declara a Libia Estado islámico, la gente se le habría puesto en contra», afirma con rotundidad el sheikh Kwela, que aplaude «el regreso de Libia al punto donde se encontraba hace 42 años, entonces nos regíamos por la 'sharia' y Gadafi intentó cambiarlo todo». A partir de ahora los hombres tendrán derecho a casarse con cuatro mujeres, «siempre que tengan dinero para mantenerlas», y los bancos se regirán por el modelo en el que la usura y el interés, son palabras que no existen.
Según el Corán se trata de una ganancia no merecida y, por tanto, prohibida. Son los dos primeros cambios que pronto entrarán en vigor. «Sin forzar la máquina, pero sin olvidar que esta tierra solo es de Alá y las leyes que deben regirnos son las suyas. El uso correcto del hiyab, el comportamiento de los más jóvenes. todo necesita tiempo para acoplarse a esta nueva era. Paso a paso, pero con el objetivo de una sociedad islámica muy claro», repite el sheikh Kwela.
A falta de partidos, de momento las diferentes tendencias e ideologías libias se agrupan en torno a un movimiento social denominado Etelaf (Unidad), orientado en esta primera etapa revolucionaria al apoyo de las familias de los mártires y heridos de la guerra. Aquí se han incorporado los grupos religiosos como los Hermanos Musulmanes, muy acostumbrados a la labor con los sectores más desfavorecidos, donde tienen su principal base de apoyo popular.
Aunque faltan partidos, no ocurre lo mismo con los líderes. La revolución ha aupado a posiciones de poder a mandos militares de marcado carácter religioso como Alí Al Salabi (Bengasi), Abdul Hakim Belhadj (Trípoli) o Abdul Hakim Al Assadi (Derna), figuras de gran carisma repudiadas por el régimen anterior y cuya prioridad, una vez terminada la guerra, es la consolidación del modelo islámico.
El CNT decidió a última hora de la tarde cerrar las puertas del frigorífico donde los milicianos de Misrata exhibían el cuerpo de Muamar Gadafi el mismo día que los periódicos libios recogían unas palabras del líder religioso más carismático del país, el 'sheikh' Sadiq Ghariani, que pedía «no enterrar a Gadafi como un musulmán porque él era un ateo». Portavoces militares de Misrata informaron tras el cierre de la cámara frigorífica de que «el cuerpo del dictador será enterrado en las próximas horas en un lugar secreto».