Patxi López abrirá una ronda de contactos con los partidos, incluida BilduEl PNV asegura que sin ETA «se conocerá la Euskadi de verdad»
El lehendakari pide unidad para definir «juntos» los pasos a dar «en este nuevo tiempo»
VITORIA. BILBAO.Actualizado:Patxi López compareció ayer en rueda de prensa rodeado de la mayoría de sus consejeros. En un extremo de la tarima principal había colocada una urna con siemprevivas, una planta dura, capaz de sobrevivir en terrenos hostiles, con la que su Gobierno ha querido simbolizar el recuerdo a las víctimas del terrorismo. En la solapa de su chaqueta, el jefe del Ejecutivo se había puesto una insignia representando el mismo arbusto. Quería dar solemnidad a su aparición ante la prensa para valorar «la noticia que siempre hemos esperado». «Es un gran día para Euskadi. Es la gran fiesta de la libertad porque, definitivamente, hemos derrotado al terrorismo», remarcó López.
Lo hizo tras un intenso viaje de vuelta de Estados Unidos, donde llevaba más de una semana en un viaje institucional de marcado tono empresarial, y de donde tenía previsto regresar mañana. Al final, adelantó el retorno, aterrizó en Madrid y llegó a Vitoria para presidir un consejo de Gobierno extraordinario.
López, que restó importancia a las críticas de los partidos nacionalistas por haber estado fuera de Euskadi en un momento tan simbólico como el actual, recordó que todos los miembros de su equipo tomaron posesión de sus puestos con la «amenaza directa» de ETA, «y hoy, rodeado de los consejeros y consejeras, puedo decir con satisfacción que la sociedad vasca se ha sacudido el chantaje del terror», bajo el que «una generación entera nació».
Durante su intervención, López se esforzó en remarcar «la derrota» de la banda y en destacar el papel «de los ausentes», de los asesinados por el terrorismo, cuya memoria está «flotando en el nuevo aire de Euskadi» porque son el símbolo de la resistencia al chantaje».
Resistencia cívica
El lehendakari evitó todo tipo de referencias partidistas y puso en valor el papel de la ciudadanía y de todas las personas que han sufrido el azote terrorista. Dio las gracias a la sociedad vasca «por su resistencia cívica frente al terror», a todos los «héroes anónimos», a las familias de los asesinados que han visto «sus proyectos de vida truncados y pese a ello no han perdido su dignidad». «Quiero dar las gracias a todas las personas que apretaron los dientes para poder aguantar el dolor por los amigos asesinados», proclamó López. Destacó el papel de la Policía, de la Ertzaintza, de los jueces, de los fiscales, de los periodistas, de los empresarios y de los profesores en un listado que sonaba a cierre de etapa, a «fin de pesadilla».
Un nuevo ciclo en el que sí hizo un guiño a su política de tolerancia cero, uno de los ejes de su gestión, al sostener que «hemos recuperado los espacios secuestrados a la libertad» porque las instituciones «nos hemos negado a ser juguetes en manos de los que apoyaban la violencia». Y también lanzó un aviso a la izquierda abertzale y a la propia banda para dejar claro que «no nos regalan nada, nada les debemos y nada les vamos a pagar», dijo el lehendakari.
Bajo constantes apelaciones a la «unidad», López anunció su intención de convocar, «de forma inmediata», una ronda con todos «los partidos y coaliciones con representación institucional» para analizar «juntos» la situación que «se abre en Euskadi tras este comunicado».
El objetivo de esta ronda sería buscar «la máxima unidad ante el nuevo tiempo y acordar los pasos que nos lleven a recorrer el camino que tenemos por delante».
Un día después del anuncio histórico de ETA, el PNV vive un momento expansivo, encarnado por su presidente. Iñigo Urkullu reunió ayer a la plana mayor de su partido en la sede de Sabin Etxea, en Bilbao, para «compartir» en público «la alegría» de haber «logrado entre todos superar el terrorismo». Tras saludar uno por uno a los líderes que le arropaban en la tribuna principal, entre ellos, al expresidente Xabier Arzalluz, Urkullu leyó un discurso más emocional que político en el que abogó por afianzar la paz en busca de «la reconciliación y la concordia». En una sociedad libre de la carga terrorista, atisbó el despegue de Euskadi: «Ahora se nos conocerá y reconocerá como de verdad somos».
En los albores de un País Vasco sin la amenaza de la violencia por primera vez en 50 años, la formación vasca comienza a esbozar un nuevo horizonte para la prosperidad de la comunidad. Fuera de sus fronteras, Iñigo Urkullu emplazó «a todo el mundo a conocer la Euskadi de verdad y única», en la convicción de que la desaparición del terrorismo puede catapultar el desarrollo del país, lastrado hasta ahora por el chantaje de la banda. Incluso, por la aversión que creaba su siniestra sombra a los ojos de los foráneos, aunque fuera injusto salpicar al todo por culpa de unos pocos. Por eso Urkullu, casi parafraseando una de las definiciones más socorridas por Juan José Ibarretxe -ausente ayer de la cita-, describió a los vascos como «un pueblo honrado, trabajador, solidario, abierto y alegre». «Así somos y así queremos que se nos conozca», dijo.
«El plomo de las balas de ETA era lo que no nos dejaba despegar a la sociedad vasca. Ahora Euskadi va a caminar hacia el desarrollo y el progreso», explicó el líder del PNV de Vizcaya, Andoni Ortuzar.