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Economia

La UE salva la cara y desbloquea 8.000 millones para salvar a Grecia

Los socios del euro solo alcanzan un acuerdo de mínimos entre fuertes disputas entre Francia y Alemania sobre el fondo de rescate

IÑAKI CASTRO
BRUSELAS.Actualizado:

La zona euro inició ayer su larga cadena de cumbres con más dudas que esperanzas de encontrar una solución para encarrilar la crisis de la deuda soberana. Los ministros de Economía de la moneda única subieron el telón en Bruselas bajo la sombra del sonoro desacuerdo entre Francia y Alemania sobre el refuerzo del fondo de rescate. La situación está tan caldeada que el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, admitió que la imagen ofrecida es «desastrosa». Al menos, los socios lograron salvar la cara con un pacto de mínimos para extender la ayuda a Grecia.

La jornada arrancó con malos augurios en la capital comunitaria. La decisión de extender a cuatro días las citas europeas evidenció el jueves las profundas diferencias entre Francia y Alemania. El doble motor de la UE no consigue consensuar una posición común sobre el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (EFSF, por sus siglas en inglés), considerado el mecanismo estrella para cortar definitivamente el contagio griego. París quiere reformarlo para convertirlo en un verdadero cañón financiero, mientras que Berlín -su mayor contribuyente- apuesta por una solución más contenida.

Con la brecha en el eje franco-alemán como imagen de fondo, los ministros de Economía se reunieron para empezar a limar asperezas. Jean-Claude Juncker, que no mantiene la mejor de las relaciones con Angela Merkel, se expresó con crudeza sobre el enésimo retraso a la hora de tomar decisiones. «La imagen que estamos dando es desastrosa», subrayó a su llegada al encuentro. «No solo se trata de un acuerdo entre Francia y Alemania; hay un total de 17 parlamentos nacionales», agregó en referencia a la iniciativa casi unilateral de París y Berlín de prolongar la cumbre.

Evitar la quiebra

Una vez que se cerraron las puertas, los ministros de Economía al menos no fallaron en lo básico. Los socios acordaron desbloquear el sexto tramo correspondiente al primer rescate griego aprobado en mayo del año pasado. En total, Atenas recibirá 8.000 millones de euros imprescindibles para evitar su bancarrota. El Gobierno heleno advirtió en septiembre de que si no recibía el dinero sería incapaz de hacer frente al pago de pensiones y sueldos de los funcionarios. Según el reparto acordado, España contribuirá con 750 millones al cheque comunitario.

El desbloqueo de la ayuda griega estaba cantado desde que la troika formada por la Comisión, el BCE y el FMI recomendó su entrega. Las tres instituciones emitieron su veredicto después de que el Gobierno heleno aceptara una nueva ronda de recortes. Precisamente, el Parlamento del país aprobó definitivamente estos ajustes, que incluyen un ERE para 30.000 funcionarios, en la noche del jueves. Pese a la nueva vuelta de tuerca, el Eurogrupo reclamó a Atenas que acelere las privatizaciones y las reformas estructurales.

El acuerdo sobre Grecia fue el único avance de la jornada. Incluso la cumbre, que acostumbra a terminar casi al filo de la medianoche, concluyó varias horas antes. Era difícil que pudieran avanzar en otras cuestiones hasta que Alemania y Francia desatasquen sus negociaciones. Ambos países intentan encontrar una fórmula para reforzar el fondo de rescate. El titular de Finanzas galo, François Baroin, avisó de que su país busca una «solución fuerte, potente y duradera».

París apuesta por convertir el EFSF en una especie de banco con acceso directo al BCE, lo que dispararía su actual dotación de 440.000 millones. Tanto el supervisor de la moneda única como Alemania rechazan esta alternativa. Berlín, por su parte, ve el futuro del fondo más parecido al de una aseguradora. La idea sería que el mecanismo avale la emisión de bonos de España e Italia para estabilizar los mercados. Estas garantías cubrirían hasta un 30% de las pérdidas en caso de impago de los países.

La propuesta germana, según algunos borradores de las negociaciones, podría implicar que España e Italia tuvieran que realizar más ajustes. Elena Salgado rechazó ayer esta posibilidad porque ya «se han adoptado muchas medidas».