«Quisieron hacer de Alberti un poeta coplero y no un autor comprometido»
La Cuadra de Sevilla representa esta noche en el Falla un montaje que sirve de homenaje al poeta portuense Salvador Távora Dramaturgo
CÁDIZ.Actualizado:El autor sevillano Salvador Távora presenta, por primera vez en la provincia gaditana, su espectáculo 'Rafael Alberti, un compromiso con el pueblo'. Esta noche, el Gran Teatro Falla y la familia del FIT serán testigos de este homenaje-recuperación de la figura del universal poeta portuense. La obra recorre su vida, desde su militancia durante la Guerra Civil hasta su muerte, pasando por la violencia fascista, su exilio y vuelta a España. La música de Wagner, Chaikovski, Mozart, Haendel y Dvorak, entre otros, se mezclan con la danza, los cantes secos, los colores y, por supuesto, los versos del autor de 'Marinero en tierra'. Távora celebra cuatro décadas con su compañía, La Cuadra, con la renovación de su siempre fiel compromiso con la escena y con los valores culturales de Andalucía, precisamente en unos momentos en que estos se cuestionan en otros rincones del país. El 'padre' de Carmen -que por cierto será repuesta en el Teatro Real de Madrid a partir del 23 de noviembre- explica los motivos que le impulsaron a firmar este merecido tributo.
-'Rafael Alberti, un compromiso con el pueblo', ¿es una obra homenaje, un acto de reivindicación o ambas cosas?
-Es una aspiración a que se entienda al poeta y se conozca tal y como fue, no como empezaba a ser conocido. En sus últimos años le estaban encasillando en un sector que no le correspondía y se le había excluido del compromiso que en verdad siempre tuvo con el pueblo y la poesía.
-¿En qué le estaban encasillando y cómo subsanar el error?
-Toda su producción literaria y toda su vida fueron profundas, sin embargo, se le estaba tachando de poeta coplero, que no tiene nada que ver con su realidad. En la obra recorremos su vida a través de varias etapas en las que se demuestra su compromiso con el pueblo. Su pertenencia a un partido político, su figura dentro de la Generación del 27 y su conocimiento de la historia de España que le llevó primero a la militancia, después a la provocación, para acabar en la tristeza del exilio. También contamos su vuelta y su muerte en Cádiz. Para un poeta morir en su tierra es importantísimo, él, además, lo hizo debatiendo, en la calle.
-¿Cómo llegó a Rafael Alberti y cómo se decidió a a montar este espectáculo?
-El arte es un impulso difícil de explicar, pero en el caso de Alberti estaba claro. Un poeta que dijo, en unos momentos dificilísimos, eso de «¿Dónde están los poetas andaluces de ahora?», merecía que le dijéramos, eres tú. Alberti es un poeta de hoy, no del pasado. Esta obra es una revisión histórica, pero también un ejemplo de actualidad.
-Para la obra ha colaborado con la viuda de Alberti, Asunción Mateo, ¿le dijo en algún momento que este montaje le habría gustado al poeta?
-Me puse en contacto con ella porque como esposa seguro que sabía cosas que el resto ignora y que podía revelar. No quería que se cuestionara nada, quería que todo lo que se contase estuviera aprobado y probado. No podíamos andar a ciegas, teníamos que estar segurísimos de la verdad. A lo de si a Alberti le hubiera gustado, me quedo con lo que pasó en el estreno en Barcelona. Cuando terminó la función y el público se puso en pie, Asunción y Paco Ibáñez se subieron emocionados al escenario para abrazarme.
-'Rafael Alberti, un compromiso con el pueblo' es un espectáculo muy al estilo Távora y La Cuadra, multidisciplinar y directo al sentimiento...
-En la obra se mezclan los textos del poeta, recitados por Carlos Cabra, con los cantes secos y sin guitarras y los bailes al son de melodías de músicos clásicos como Richard Wagner, Piotr Ilich, Tchaikosvsky y Mozart, entre otros. Es un montaje sencillo, austero, muy preciso, sin bisutería. Todo tiene que ver con el mundo andaluz de Alberti, pero no al de jarana y pandereta, a esa Andalucía de postal en la que querían encasillar al poeta, a esa no.
-Hace un recorrido por una vida extensísima e intensísima, ¿qué momentos le ha costado más reproducir y de cuál es del que se siente más satisfecho?
-El momento más difícil de explicar es tras su vuelta de Roma, cuando Alberti advierte de que ha estado exiliado. El más emotivo está casi al final de su vida, cuando se reencuentra con Lorca y la Pasionaria y vuelve al poema 'Se equivocó la paloma'.
-Rafael Alberti era un poeta comprometido y a usted también se le considera como un dramaturgo valiente, ¿no creo que el compromiso en el arte debería ser la norma y no la excepción?
-Ese es otra de las aspiraciones de la obra. El arte no puede abandonar el compromiso y utilizar la demagogia. Salvando las distancias, Picasso, Juan Ramón Jiménez, Lorca o el mismo Alberti son ejemplos de la reflexión, la tristeza y el compromiso. Se tiene otra imagen del andaluz, que es totalmente lo contrario a lo que hicieron esas personas. Se piensa en el andaluz dicharachero, bailarín y costalero. Es lo que estamos debatiendo en La Cuadra desde hace 40 años. De que se haya forjado esa imagen falsa han tenido mucha culpa el cine, el teatro y los medios de comunicación.
-El tema de los valores culturales de Andalucía está últimamente muy de actualidad, envuelto en demasiadas polémicas...
-Lo primero que hay que tener claro es qué es la cultura andaluza. Si se entiende lo que no es, nos van a acusar siempre. Los esfuerzos de los organismos oficiales tienen que destinarse a situar la imagen de Andalucía donde le corresponde, y así evitar las equivocaciones. Hay un desconocimiento de la cultura andaluza muy grave y si encima el arte contribuye a potenciarla... Esta obra no es otra cosa que el deleite artístico, el compromiso sublimado por el arte, que tiene mucho más poder que la demagogia política.
-El FIT tiene contraído un compromiso con el propio teatro. Al margen de este festival, ¿cómo percibe el escenario actual de este arte?
-De lo que va quedando, el FIT es de lo mejor. Su compromiso y su apuesta por el debate le convierten en un modelo para otros festivales, que solo se dedican a la competencia, más deportiva que otra cosa.