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Los candidatos de las primarias republicanas debatieron ayer de madrugada en Las Vegas (Nevada). :: RICHARD BRIAN / REUTERS
MUNDO

Fuego republicano contra Romney

Los precandidatos debaten quién es más conservador en la lucha contra la crisis y la inmigración ilegal

JUAN PABLO NÓBREGA
NUEVA YORK.Actualizado:

En Las Vegas, la próspera ciudad de los casinos muy maltratada por la crisis inmobiliaria, los aspirantes republicanos a la presidencia de Estados Unidos protagonizaron la madrugada del miércoles el debate televisivo más acalorado de los celebrados hasta ahora, con Mitt Romney, Rick Perry y el cada vez más consolidado Herman Cain, como los referentes más claros en la lucha por la Casa Blanca. De los tres, Romney parece que va un cuello por delante de sus adversarios, si bien el fuego cruzado al que fue sometido dejó varios arañazos en su impecable estampa, como en los capítulos de la inmigración ilegal, la sanidad pública y el empleo.

Hasta el encuentro organizado por la CNN, los precandidatos habían alardeado de las virtudes de su programa y su pedigrí ideológico sin ofender demasiado al contrario. Los típicos rifirrafes dialécticos entre compañeros de partido más preocupados de lanzar dardos envenenados a Barack Obama que matarse entre ellos. Pero a dos meses del inicio de las primarias, los puntos flacos de Obama han sido repetidos tantas veces que el guion tenía por fuerza que cambiar. Es por ello que el muy conservador Perry y un Romney que luce siempre más moderado dentro del coro dominado por las ideas del Tea Party llegaron a parecer en algunos momentos de la noche como contrincantes de dos partidos distintos, intercambiando miradas matadoras o acusándose abiertamente de mentirosos. Nada nuevo en el largo camino de las presidenciales, si bien el de ayer puede considerarse como el inicio de una nueva fase en la campaña, mucho más interesante para los millones de votantes republicanos que tratan de discernir quién reúne las mejores cualidades para batir a Obama en 2012.

De ese ambiente de fuego cruzado no se podía librar Herman Cain, el candidato revelación incluido por méritos propios en el grupo de cabeza y al que todos fustigaron agresivamente por su novedoso plan fiscal. El propio Perry dejó atrás su estilo sereno y se lanzó a criticar a Romney con tal intensidad que en algunas ocasiones ambos parecían estar cerca de enfrentarse a golpes. El gobernador de Texas fue contundente desde el principio, haciendo muchos esfuerzos para revertir su reciente caída en las encuestas y recolocarse como la alternativa más viable a Romney.

Aunque la economía volvió a ser un elemento central de las discusiones, ningún asunto levantó más ampollas que la inmigración, un debate siempre más espinoso en el bando republicano porque de este partido siguen emanando las nociones más duras para lidiar con los indocumentados. Los recientes comentarios del empresario Herman Cain sobre su intención de construir un muro «electrificado» en la frontera con México dieron mucho juego. Ante el aluvión de críticas, el único aspirante de raza negra en la contienda se desdijo argumentando que esa afirmación había sido una «broma», y se limitó a comentar que su plan para reforzar la seguridad en la frontera pasa por combinar la construcción de «un muro con tecnología» y más agentes sobre el terreno.

'Bebés ancla'

En un alarde de concreción, la congresista por Minnesota Michelle Bachmann prometió edificar un muro «de doble pared», y advirtió sobre la necesidad de abordar el asunto de los 'bebés ancla', hijos de mujeres que cruzan la frontera de forma ilegal «específicamente con el propósito» de dar a luz en EE UU y obtener de esta manera una serie de beneficios.

«Se puede construir un muro, pero eso costará entre diez y quince años y 30.000 millones de dólares» (21.000 millones de euros), argumentó Rick Perry, quien ha venido defendiendo durante todos los debates la opción de aumentar la vigilancia fronteriza con más agentes por tierra y aire.