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Herman Cain, durante el debate de ayer. :: AFP
MUNDO

El candidato hecho a sí mismo

EDER PÉREZ GARAY
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¿Quién es más negro, Barack Obama o Herman Cain? Esta extraña -solo 'a priori'- disyuntiva ha corrido como la pólvora en las tertulias políticas de Estados Unidos, tan desacostumbrado a debatir con alborozo sobre la cuestión racial. «Cain podría ser nuestro primer presidente auténticamente negro», espetó el locutor conservador Rush Limbaugh. «Paparruchas», replicó Shannon Travis, de la CNN. «Obama ostenta ese jalón sin ninguna duda».

Más que el grado de pigmentación de su piel, las diferencias entre el origen sociocultural de uno y otro han servido de acicate a los conservadores para denostar el elitismo de Obama. A su lado, el nuevo 'front-runner' o favorito -junto a Mitt Romney- de las primarias presidenciales republicanas no estudió en una universidad de ringorrango y destila un inconfundible deje afroamericano.

Cain (1945) creció en el estado de Georgia, sometido entonces a las leyes que perpetuaron la segregación racial en el sur hasta la década de los 60. En una ocasión, su hermano y él vieron dos fuentes con sendas inscripciones: 'Solo blancos'. 'Solo gente de color'. Tras comprobar que nadie los miraba, bebieron de ambas de tapadillo. Su sorpresa fue mayúscula: «¡Saben igual!».

A falta de 25 centavos para pagarle el menú escolar, su madre untaba las sobras de la cena en un trozo de pan. Cain despuntó en la escuela y estudió Matemáticas en la Universidad . Allí conoció a Gloria, con quien contrajo matrimonio antes de licenciarse. A pesar de su longevo enamoramiento, la señora Cain no se ha dejado ver en la precampaña. «Ella no es así», zanjó su esposo, y anticipó que también mantendría un perfil bajo como primera dama.

El infortunio del político conservador cambió con prontitud, primero en la Marina de Estados Unidos y después en Coca Cola como analista de sistemas -su padre fue chófer de esta misma empresa-. Más tarde tomó las riendas de una conocida hamburguesería en Filadelfia y levantó un imperio empresarial de una pizzería ruinosa.

«No culpéis a Wall Street, no culpéis a los grandes bancos. Si no tenéis trabajo y no sois ricos, ¡culpaos a vosotros!», abroncó a los 'indignados' de Nueva York. Cain es un 'self-made man', un hombre hecho a sí mismo y forjado en la imagen del «antipolítico». Aunque se presentó a las primarias republicanas de 2000, desprecia a los «políticos de carrera» y no ha ejercido la función pública. Quizá esta y su confesada inexperiencia en asuntos internacionales -«consultaré a mi equipo de expertos»- sean sus principales escollos frente a Romney, el candidato del 'establishment' del partido.