Rubalcaba pone paños calientes a las fricciones en el PSOE por el fin de ETA
Eguiguren acusa al lehendakari de poco compromiso con la paz y el candidato disculpa al presidente del PSE
MADRID.Actualizado:No quería que la conferencia internacional y sus repercusiones le marcaran la agenda pero al final Alfredo Pérez Rubalcaba tuvo que entrar al trapo. Y no por culpa de la oposición sino por las fricciones en su propio partido. Unas duras críticas del presidente de los socialistas vascos, Jesús Eguiguren, contra el lehendakari, Patxi López, por su actitud frente a Batasuna, obligaron al candidato a romper su silencio para intentar apaciguar los ánimos. «Eguiguren -disculpó- es un tipo que ha sufrido mucho».
El tono contemporizador de Rubalcaba no es circunstancial. El exministro del Interior lleva meses defendiendo que, ahora que ETA se acaba, hay que evitar trifulcas entre demócratas. El hecho de que Mariano Rajoy respondiera el martes con un discurso similar al suyo sobre el escenario que se abre en el País Vasco le permitió respirar algo tranquilo. Pero lo que no sabía es que al día siguiente el incendio prendería en su casa.
«¿Incendio? No. Tampoco barullo -minimizó durante una entrevista en Onda Cero-. Que alguien diga lo que opina no puede ser un barullo; no somos sectas en las que todos deben decir lo que dice el líder». Lo cierto es que para el momento en el que, por fin, se decidió a hablar sobre el tema, en su partido ya le habían tomado la delantera. Primero el expresidente Felipe González y después el propio Patxi López desde Washington.
Las palabras de Eguiguren, que en 'El Periódico de Cataluña' acusa al lehendakari de no haber querido «abanderar la paz» y le reprocha que no haya estado dispuesto a «achicharrarse» políticamente, causaron no poco escozor. González replicó que nadie se achicharró tanto como los socialistas «en la lucha democrática por conseguir la derrota de ETA». «Es un error de apreciación; ni siquiera él lo merece y mucho menos nosotros», afeó.
El exjefe del Ejecutivo, muy involucrado en la campaña del PSOE para las elecciones del 20 de noviembre, salía del foro 'Global Progress' organizado por la Fundación Ideas en Madrid. El mismo encuentro en el que Rubalcaba pasó toda la mañana con el expresidente de Brasil, Luis Inazio 'Lula' da Silva, y el próximo candidato socialista a la Presidencia de Francia, François Hollande. Y el mismo escenario en el que el candidato rehusó a pronunciarse sobre el tema.
Unas horas después hablaba López, en la capital norteamericana, para afirmar rotundo que el presidente de su formación -el único miembro del PSE que, junto al alcalde de Ermua, Carlos Totorica, acudió al encuentro celebrado en el Palacio de Aiete- «se equivoca». El mandatario vasco argumentó que el marco actual, en el que el propio entorno de ETA pide ya el cese definitivo de la violencia, «no ha venido solo». «No creo que Jesús Eguiguren piense que la paz y la libertad se logran en una conferencia -remarcó-; ha sido el trabajo de muchos años y de mucho esfuerzo, sacrificio y sufrimiento para conseguir abrir este nuevo tiempo».
El presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, entretanto, calificaba la conferencia internacional celebrada en San Sebastián, en la que participaron sus compañeros de partido, de «esperpento» con el que se trató de ocultar una realidad en la que hay asesinos y asesinados.
Competencias
Rubalcaba consideró entonces llegado el momento de poner paños calientes y aprovechó una entrevista radiofónica para hacerlo. El autoproclamado líder del PSOE alegó que Eguiguren siempre ha tenido «posiciones autónomas» y algunas de ellas no corresponden «ni al PSE». Pero adujo que no es su labor ponerle firme y que tampoco lo era, según su criterio, opinar sobre la participación de los socialistas vascos en la cita impulsada por Lokarri el lunes. Y eso que algunos dirigentes del partido aseguran que la decisión le gustó poco, y él mismo confesó que no había dado su «visto bueno».
«El PSE es autónomo; hay cosas que me gustan más y otras menos, pero esto no es una secta en la que un tipo se pone a llamar a la gente», insistió. Además disculpó al dirigente díscolo. «Es un tipo que ha sufrido mucho y yo le respeto porque sé que lo que dice sale de una voluntad decidida de acabar con la violencia, y sale del dolor».
El caso es que en otras ocasiones no le han dolido prendas a la hora de pegar algún que otro tirón de orejas a los suyos. La semana pasada recomendó al líder de los socialistas extremeños, Guillermo Fernández Vara, que aplacara su «furor declarativo» después de que se aviniera a especular con los escenarios, todos ellos de derrota, que se abrían para el PSOE tras el 20 de noviembre. Y cuando González osó pronunciarse sobre el momento en el que el candidato, aún en el Gobierno, debía dejar sus cargos, respondió tajante que se «ahorrara» los consejos que él sabía qué hacer y cuándo.
Este caso es distinto porque la cuestión de fondo es más delicada. Rubalcaba cree que hay que ir con pies de plomo para llegar a buen puerto y que tras resistir los envites del PP durante la legislatura no puede flaquear ahora. «No voy a moverme ni una coma», zanjó.