OFICIOS IMPOSIBLES
Actualizado:Nunca llueve a gusto de todos. Hasta el rabo todo es toro. Tanto va el cántaro a la fuente. que sabe ir solo. Refranero español, evangelio práctico. Al Xerez Club Deportivo de Juan Merino, en la resaca del empate a tres goles ante el Celta en Chapín le caben estas sentencias sin autor conocido. Es complicado contentar a todos, pero el consenso más amplio en cuanto a juego y casi a resultados se está consiguiendo con la dupla Rueda-Capi en la medular. La víctima: Rafa Barber, jugador de briega, voluntarioso, generoso, pero de trazo poco fino a la hora de la creación en el medio.
La grada está más contenta que a disgusto con el cambio de sistema del Xerez, y con una apuesta decidida por el control del balón -otra cosa es el control de los tiempos del partido-. ¿Le faltó al Xerez el oficio necesario para mantener el 3-1 con el que ganaba a falta de cinco minutos para el final al Celta de Vigo? Voces en el entorno del xerecismo dicen que sí.
El mismo oficio que el año pasado sobraba para ganar o empatar por dureza facial, importando un bledo la imagen o el 'jogo bonito'. En algunos detalles es bueno comprobar que el equipo es bisoño y que tiene margen de crecimiento: en el trámite de los cambios -Merino perdió algo de autoridad al desconvocar a Barber y al dar entrada a Capdevila. Parece que en un caso para contentar a la grada y en el otro para no disgustar al agente del futbolista, que rajó esta semana-, en la mentalidad de hacer de lo práctico un arma tras jugar un buen fútbol, y en otros aspectos que van más allá del puro juego y que bordean la ley sin llegar a la trampa.
'Oficios imposibles', como dice el título del libro de Josefa Parra y Carlos C. Laínez, pero entrenables para no derrochar en unos minutos partidos que se empiezan ganando cinco días antes fuera del campo.