Botín avisa de que exigir más capital a todos los bancos recortará el crédito
El presidente del grupo Santander advierte de que poner en duda la deuda pública puede llevarnos a una espiral imparable de crisis
MADRID.Actualizado:«Poner en duda de forma generalizada la sostenibilidad de la deuda pública o del sistema financiero europeo puede llevarnos a una espiral imparable de crisis soberanas y crisis bancarias», alertó el presidente del grupo Santander, Emilio Botín, en su intervención en la IV Conferencia Internacional de Banca, cita anual que organiza la entidad en su ciudad financiera, y que no está abierta a la prensa.
Botín lanzó esta advertencia ante el presidente de Autoridad Bancaria Europea (ABE), Andrea Enria, y el vicepresidente de la Comisión Europea, Joaquín Almunia, precisamente dos altos representantes de las instituciones que impulsan la iniciativa de exigir a la banca una nueva recapitalización, y que también barajan aplicar recortes al valor de la deuda de todos los países periféricos. Asistía igualmente la vicepresidenta económica, Elena Salgado, alineada en este caso con las tesis del sector: la banca española acaba de someterse a unas rigurosas exigencias de capital y tiene sus propias dificultades, como la reestructuración de las cajas y la digestión del inmobiliario.
En los planes europeos, todavía no oficiales, pero que se podrían concretar en la cumbre del próximo fin de semana, se baraja la posibilidad de exigir a las entidades de mayor tamaño una ratio de capital de primera calidad del 7% o del 9%, cuando en las pruebas de la pasada primavera ese coeficiente se limitó al 5%. También se debate la posibilidad de aplicar una pérdida de valor de las carteras de deuda soberana de España e Italia en un 20%, a las de Portugal e Irlanda en un 40% y a la de Grecia en un 60%.
El rechazo a estas propuestas gana cada día nuevos y poderosos adeptos, y a ellos se suma el Santander, un banco -presumió su presidente- que tiene «una posición muy limitada de deuda pública europea y una amplia base de capital», por lo que no se vería muy afectado directamente por las nuevas exigencias.
«No debe forzarse una capitalización indiscriminada de la banca europea sin resolver antes de forma definitiva el problema de la deuda pública», clamó Botín. Y descalificó las propuestas, a las que consideró sin sentido porque, además de no respetar las regulaciones de los últimos años e invalidar los test difundidos el pasado julio, «crean inseguridad y confusión, aumentan la incertidumbre en los mercados y producirán una contracción del crédito».
Para el líder bancario ha llegado el momento de «frenar el tren de la regulación» y calibrar las medidas que ya están en marcha. «No se pueden seguir añadiendo nuevas cargas al sector, como nuevos impuestos o requerimientos locales de distinta índole», observó. Identificó los riesgos surgidos en la implantación de las reformas -fragmentación, supervisión deficiente- y destacó entre ellos los que atañen a la banca comercial. Si las nuevas normas le perjudican, dijo, se pondrá en peligro la recuperación. «No hay economía sana sin banca sana», apostilló.
El presidente del Santander compartió con sus invitados las lecciones que ha extraído de la actual crisis. Ni los ciclos económicos -alternancia de periodos de bonanza con otros de recesión, causados por los excesos- son cosa del pasado, ni la liquidez es siempre abundante y barata, sino que a veces puede incluso desaparecer. Explicó que la abundancia de productos financieros no excluye el riesgo. Y concluyó que la interconexión de la economía «exige coordinación de políticas económicas y financieras, y una supervisión intensa y continua de los desequilibrios globales».
Evocó Botín que, pese a los trabajos emprendidos por el G-20, la confianza de los mercados se sigue deteriorando. E incidió en los desafíos de la zona euro, necesitada de «más integración política y económica». «El euro no tiene marcha atrás», defendió, y tras reconocer pasos recientes como los cambios constitucionales, destacó que «hoy, la prioridad debe ser resolver la crisis de la deuda soberana».