Lleno hasta la bandera
Actualizado:El éxito de público ha sorprendido desagradablemente a la propia empresa. Los 'indignados' del ancho mundo les piden cuentas a los gerentes del desastre y están tapando las calles y las plazas. No cabe un alfiler sin cabeza, ya que los han utilizado todos para pinchar la globalización, que voló tan alto que nadie pudo darle alcance. El fantasmagórico espíritu del 15-M ha recuperado su cuerpo social en todas las grandes ciudades, o desde el boquete que empezó en su barrio hasta llegar a Wall Street. Quizá sea eso a lo que llamamos «cambio global».
Veremos en qué queda, pero sólo lo verán los que queden. No solo Portugal, sino Italia, España y Bélgica están en las cuerdas. El ring europeo se ha convertido en un patíbulo y pueden rodar las cabezas vacías de muchos líderes. Ya hay quienes desean que se utilicen para ahorcar a los culpables, pero ¿quiénes son? Obligar a quienes han cobrado indemnizaciones millonarias a que devuelvan el dinero tan deshonrosamente ganado tiene muchas dificultades: no sólo se oponen los que las han percibido, sino sus cómplices. Por cada ladrón pasivo hay varias personas cuya actividad consistía en facilitarle la tarea de acarreo. El saco no se rompe si los avaros han sabido reforzarlo por las costuras.
La deuda es tóxica y la UE quiere devaluarla en un 20%, que debería establecerse en un 40 para ser solidarios con el número de huéspedes de la cueva de Alí Babá, pero son otras las cifras que barajamos. Las encuestas son influyentes y el guarismo que se investiga es el del resultado de las elecciones. Nadie se apunta a perdedor cuando se canta derrota. Si los llamados 'indignados' se federaran, ganarían de calle y de plaza, pero a otros no habría que arrendarles las ganancias.