ESPAÑA

Europa denuncia la falta de control de España sobre el CNI

Apunta «fallas» en la auditoría de los servicios de inteligencia, trabas a diputados y falta de determinación sobre qué puede ser secreto

MADRID. Actualizado: Guardar
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El Parlamento Europeo cree que las autoridades españolas no tienen un control suficiente sobre sus servicios secretos. Un informe oficial de la Cámara, fechado el pasado junio, se muestra muy duro con España, a la que acusa de tener una legislación con «fallas en los mecanismos de supervisión» del Centro Nacional de Inteligencia, a pesar de las mejoras legislativas que se hicieron en 2002. Bruselas también critica sin ambages las trabas a los diputados para acceder a toda la información, la capacidad de los responsables del CNI para ocultar datos al Congreso y la falta de normativa para determinar qué es o no una materia secreta.

El estudio, denominado 'Control parlamentario de las agencias de Seguridad e Inteligencia de la Unión Europea', analiza el espionaje de ocho países europeos y de tres externos (Australia, Canadá y Estados Unidos). El informe dedica una decena de páginas al CNI para concluir que el «sistema español de supervisión de los servicios de inteligencia ha mejorado en los últimos años» a cuenta de los «escándalos revelados por la prensa», pero que «todavía hay largo camino por recorrer» para que el CNI cumpla con los estándares fijados por la jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

«Desaprovechado»

A pesar de las mejoras y de admitir que «emerge» una «cultura» para mejorar la inspección de los 'espías', la Eurocámara cree que aún hace falta un «esfuerzo significativo» sobre todo en el plano normativo. En ese sentido, el expediente afirma que en 2002, cuando se aprobó la nueva ley del CNI y la de supervisión judicial de 'La casa', el Parlamento «desaprovechó la oportunidad» de fijar claramente las «funciones y actividades» del centro, que tiene unas atribuciones «demasiado amplias» y «bastante vagas» como defender los intereses «estratégicos de España». Además, las «metas» del CNI -recuerda Bruselas- las fija la «directiva de Inteligencia», de la que solo conoce su contenido el Gobierno

Para Europa es especialmente preocupante que el concepto de las materias clasificables como «secretas» es «demasiado amplio» como para que pueda ser visado por el Congreso de los Diputados. «El Gobierno -lamenta el informe- puede clasificar cualquier objeto, información o documento» sin mayor explicación de la que su «publicidad» podría «suponer un riego para la seguridad nacional».

Según Bruselas, además, no hay «un sistema adecuado» para desclasificar esos informes, ni legislación sobre cómo levantar ese secreto». Ni siquiera hay «límites de tiempo para que un documento sea desclasificado».

Esta falta de legislación ha provocado que «haya demasiada información clasificada y esto tiene un impacto negativo en el control del Parlamento, pues aunque el Congreso tenga acceso a los documentos secretos los diputados se pierden entre incontables documentos», asegura el estudio. La Eurocámara analiza de manera exhaustiva cómo trabaja la Comisión de Secretos Oficiales, el único organismo parlamentario que puede fiscalizar el trabajo del CNI.

El informe no hace especiales reproches a cómo se articula legalmente ese control, pero sí al día a día de cómo se hace esa supervisión de los 'espías' por el Ministerio de Defensa: «Los diputados tienen muchas ocupaciones todos los días y no tienen mucho tiempo para centrarse en el CNI, al margen del hecho de que no parecen contar con personal de apoyo para llevar a cabo su trabajo en esa comisión». En cualquier caso, aunque tuvieran tiempo, a los miembros del Congreso -denuncia el Europarlamento- la ley del CNI les excluye del acceso de los «métodos y fuentes de los servicios de Inteligencia».

Pero la falta de supervisión por parte del Congreso va más allá. El análisis de Bruselas asegura que, aunque la ley obliga al CNI a informar anualmente a la Cámara Baja sobre sus «actividades», el director de 'La casa' tiene margen para refugiarse en la «vaguedad» y en «generalidades» para «ocultar lo que no quiere que el Parlamento sepa». A pesar de que casi ha pasado una década de la nueva legislación de los servicios secretos, el informe señala que no consta que el control del Congreso haya producido «cambio alguno en la forma de funcionar» de los espías, hasta el punto de que «la comisión solo parece actuar cuando la prensa da la voz de alarma y no por su propia iniciativa».

Para ilustrar esa supuesta inacción de la Cámara Baja a la hora de supervisar el trabajo de los servicios de información, el informe llega a lamentar que sea la propia prensa la que descubra las «conductas desviadas» de los espías antes que el Congreso a pesar de los instrumentos que los diputados tienen a su alcance.