Bautismo con frutos
Colectivos homosexuales y religiosos valoran positivamente el bautizo en La Merced del hijo de una pareja de lesbianas
CÁDIZ.Actualizado:Ellas solo querían bautizar a su hijo en la Iglesia y «en la fe». Las dos progenitoras querían hacerlo sin alharaca, predispuestas a todo lo que la institución determinase. Y esta buena voluntad bastó para conseguir el sí del vicario de La Merced y de la propia Iglesia gaditana. Lo que también asentaron sin pretenderlo es una piedra más en favor de la integración de los homosexuales en la institución. Una semana después de que LA VOZ informara del bautizo del hijo de una pareja de lesbianas en una parroquia de la ciudad, las reacciones no se han hecho esperar.
La noticia, que alcanzó repercusión nacional e internacional al ser enlazada y aludida en páginas web de colectivos religiosos y homosexuales españoles e incluso de Chile, ha cosechado opiniones positivas tanto en la propia Diócesis como en los colectivos de gays y lesbianas de la provincia. La aprobación por parte del Vicario General de la Diócesis del caso «irregular», ateniéndose al Derecho Canónico y a la valoración favorable del propio vicario parroquial de La Merced, es alabada por el propio presidente de Colegades, Sebastián Villanueva. «Me alegro muchísimo que hayan conseguido algo que es tan legítimo para ellas como para cualquier otra pareja», puntualiza Villanueva.
El presidente de la entidad gaditana de gays, lesbianas y transexuales valora la noticia «como un rallito de luz» en «una institución cerrada». «Tengamos en cuenta que la circunstancias de los homosexuales católicos es muy complicada. A veces reciben la marginación de la Iglesia por ser homosexuales, pero también de los propios colectivos de gays y lesbianas por ser católicos», reconoce el presidente de la asociación. De hecho, Villanueva consideró «muy positivo» con la normalidad con la que fueron acogidas en la Iglesia en un acto «que es uno de los primeros que tenemos constancia que se producen en Andalucía».
Si bien, lo cierto es que no es la primera vez que se da un bautizo de una pareja homosexual en la Diócesis. Pero si una de las primeras ocasiones en los que el niño se ha inscrito con el apellido de las dos progenitoras tras seguir un proceso evaluado y permitido por el ordinario del lugar (el obispo), tal y como determina la Conferencia Episcopal en una circular de 2007. El párroco Jesús García Cornejo, de la iglesia de San Lorenzo, recuerda «haber asesorado» en un caso de su entorno, aunque no fue él encargado de oficiar el bautizo. «En estos casos extraordinarios de lo que se trata es de tener planteamientos nuevos siendo fieles a lo que la Iglesia determina», explica el sacerdote. Y para ello, el párroco considera «esencial» el diálogo. «En este caso el diálogo entre la pareja y el sacerdote fue favorable y eso es una buena noticia».
Hacia la integración
El sacerdote de la iglesia de la Castrense, César Sarmiento, también consideró el bautizo celebrado el pasado 24 de septiembre como una buena noticia. «También es necesario tener en cuenta que la Iglesia establece más condiciones a los padrinos que a los propios padres», puntualiza Sarmiento. El sacerdote reconoce no haberse encontrado todavía en una situación similar, aunque cree que su actitud sería «normal», siempre que se asegure que el hijo será educado en la fe. Garantías que también valora el párroco de Santo Tomás, Juan Piña: «Cada caso es diferente tendría que valorar la situación y las personas. Se prioriza la garantía de la educación cristiana».
García Cornejo matiza más estas posturas: «Yo creo que la mayor parte de mis compañeros comparten el mismo parecer ante unas circunstancias similares». Con respecto al futuro, el sacerdote vislumbra cierta integración, como ya ocurrió en su momento con los hijos de matrimonios civiles o de madres solteras (situaciones a parte de los que se considera una unión «canónica»): «Seguirá siendo siempre una situación extraordinaria. Pero el tiempo quizás haga que no lo veamos como algo normal y deje de tener interés noticioso. En estos casos las circunstancias quizás lleven a tomar nuevas decisiones, aunque siempre respetando los planteamientos de la Iglesia».