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El gabinete de chalados de Cameron
Un ministro dimite por su rara relación con un amigo y otro tira documentos en las papeleras de un parque
LONDRES. Actualizado: GuardarEl primer ministro británico, David Cameron, intenta poner orden en su equipo de gobierno tras una semana de chocantes revelaciones, que se han cobrado la carrera ministerial del titular de Defensa y han dejado en ridículo a su hombre de confianza en la Oficina del Gabinete. Liam Fox dimitió de su cargo como responsable de Defensa el viernes, presionado por un constante goteo de dañinas informaciones sobre el inusual arreglo profesional y doméstico que mantiene con un amigo y padrino de su boda. Esa misma tarde, Oliver Letwin, coordinador de la estrategia del Ejecutivo y con acceso a información confidencial de los servicios secretos, se disculpaba en público por tirar a las papeleras de un parque de Londres documentos oficiales y correspondencia de ciudadanos de su circunscripción electoral.
Letwin es un millonario de sobrada inteligencia y hábitos aparentemente excéntricos. Le gusta trabajar en St James Park -a dos pasos de su despacho en Downing Street- a primera hora de la mañana cuando por el lugar solo merodea gente paseando a sus perros o haciendo footing. Pasea entre las flores con un manojo de papeles en la mano, que una vez revisados terminan en las papeleras del parque.
El diario 'The Daily Mirror', que presenció la escena en cinco jornadas diferentes y ha publicado fotografías 'in situ' del político conservador, asegura que el centenar de documentos desechados incluyen cartas del Comité parlamentario en Seguridad e Inteligencia, informes sobre la relación de Al-Qaida con Pakistán y correspondencia de Scotland Yard y el Ministerio de Defensa.
Letwin ha podido comprometer la seguridad nacional de Reino Unido pero preserva de momento la confianza del primer ministro. «No es la manera más prudente de deshacerse de documentos, pero ha prometido no hacerlo de nuevo», señaló el viernes un portavoz de Cameron. Por lo pronto, se han abierto dos investigaciones para averiguar si algún informe confidencial fue a parar en las papeleras de St James y si el alto mando en la oficina del Gabinete ha infringido la ley de protección de datos.
El líder laborista, Ed Miliband, ha criticado el «desprecio» con que Letwin trata la documentación oficial con su «muy extraño comportamiento». Igualmente extraña es la relación entre Liam Fox, de 50 años, y Adam Werritty, trece años más joven. Desde que se conocieron en Edimburgo a finales de los noventa, cuando el primero ejercía como ministro en la 'sombra' para Escocia y el segundo estudiaba políticas en la universidad, sus caminos permanecen inescrutablemente unidos.
Extraña pareja
A nivel profesional, Werritty montó empresas relacionadas con el sector clínico cuando su mentor era el portavoz conservador en Salud Pública. Cuando Fox se hizo en 2005 con la cartera de Defensa, que retuvo cinco años más tarde al formarse el gobierno de coalición, su joven amigo reorientó su carrera hacia el área de seguridad y estrategia internacional. Werritty dirigió una serie de fundaciones establecidas por Fox y subvencionadas, según destapó la prensa, por empresarios del sector y donantes del Partido Conservador.
Fox retenía a Werrity como asesor permanente sin formalizar el contrato laboral. Pero la cercanía de la extraña pareja no se limita al plano profesional. Ambos compartieron piso en Londres y Fox eligió a su amigo como padrino de su boda en diciembre de 2005, el mismo mes en que se presentó a las elecciones para liderar el partido conservador.
Candidato de la derecha 'tory' más próxima a la anterior primera ministra, Margaret Thatcher, Fox se quedó en la recta final de las primarias. Su baza fue importante pues facilitó la victoria de Cameron extrayendo el compromiso del ahora jefe del Ejecutivo británico de que los conservadores saldrían del centrista grupo Popular en el Parlamento Europeo y, una vez asentados en Downing Street, se opondrían a ceder nuevos poderes a Bruselas.
Con su matrimonio con Jesme Baird, Fox creyó zanjados los rumores de que «soy gay, playboy o un tipo alocado», según advirtió el mismo. Estas alusiones han vuelto a florecer respecto a su relación con Werrity, una sombra presente en su vida profesional y familiar.
Pero su salida del ministerio de Defensa no ha resuelto la crisis del ala 'tory' del gobierno de coalición. Los laboristas exigen a Cameron una extensión de la investigación para llegar hasta el fondo de un escándalo de presunto tráfico de influencias con ramificaciones entre los mismos donantes que sostienen al Partido Conservador.