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ESPAÑA

UN PROGRAMA RADICAL PARA EL PSOE

ANTONIO PAPELL
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El comité federal del PSOE aprobó ayer por unanimidad el programa electoral socialista para estas elecciones, un documento de 150 páginas del que el propio partido ha entresacado algunos aspectos significativos: la obligatoriedad de la dación del piso en pago por la hipoteca, la eliminación de ciertos privilegios hipotecarios de la Iglesia, la ampliación del límite de renta para obtener deducción en el IRPF para adquisición de vivienda, un impuesto a la energía hidráulica y nuclear para fomentar el empleo, la prohibición de anuncios de prostitución y de los matrimonios de menores de 16 años, la confiscación de los bienes de los condenados por trata de blancas, la supresión del canon digital y su sustitución por otra fórmula adaptada a las normas europeas, la consideración de familias numerosas para las monoparentales con dos hijos o uno discapacitado.

El programa, cuyo análisis requiere una lectura reposada, tiene la densidad de un proyecto de gobierno y se divide en cinco capítulos: Un programa para ganar el futuro; Una economía sana y competitiva; Lo urgente, el empleo; La igualdad del Siglo XXI es la igualdad de oportunidades; Democracia. Sin embargo, los rasgos que Ferraz ha resaltado componen un mosaico radical, con el que el equipo del candidato Rubalcaba pretende imprimir a su propuesta un giro claramente socialdemócrata, que sirva de referente frente a la desnaturalización anterior (aquello de que bajar impuestos es de izquierdas). Realmente, su opción no hubiera tenido ni siquiera sentido si no hubiese sido capaz de diferenciarse abiertamente de la etapa anterior, que es la que hoy merece la crítica mordaz de gran parte de la opinión pública. Otra cosa es que la mudanza sea completamente creíble.

Rubalcaba rubricó el anuncio programático con un discurso realista, de apelación veraz a la contribución de todos a un esfuerzo colectivo y a una serie de pactos explícitos para salir de la crisis, y mantuvo el mensaje de que ello puede lograrse bien preservando los grandes servicios públicos, como él promete, bien efectuando los recortes que a su entender realizará la derecha.

La dicotomía es evidente y sin duda la percibe la opinión pública. Sin embargo, Rubalcaba tendrá que centrar ahora su esfuerzo en convencer al electorado de la bondad de sus recetas para que este país remonte el vuelo, que en realidad tienen que avanzar por los vectores ya conocidos: más productividad, más competitividad, más estímulo a los emprendedores, más confianza para los inversores. En este ámbito se dirimirán las elecciones, y por ahora el PP parece gozar de la mayor credibilidad y suscitar la mayoría de las adhesiones.