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Mariano Rajoy conversa con Abel Antón, a la derecha, y otros miembros del PP antes de su mitin de ayer en Salamanca. :: J. M. GARCÍA / EFE
ESPAÑA

Los populares preparan una campaña sin promesas electorales

Rajoy confía en llegar a la Moncloa oponiendo «seriedad y rigor» a una gestión socialista «manirrota» con cinco millones de parados

ALFONSO TORICES
MADRID.Actualizado:

Mariano Rajoy no tiene ninguna prisa en desvelar detalles de su programa para los próximos cuatro años porque no va a basar su campaña en las promesas electorales. Su estrategia para llegar a la Moncloa es dejar claro que el PP se siente plenamente capaz de sacar a España de la crisis, que es la respuesta a lo que más anhela la mayoría de los votantes, para lo que opondrá la imagen de «seriedad, rigor y concordia» con la que describe a su hipotético gobierno con el caos causado por un José Luis Rodríguez Zapatero «manirroto» e «ineficaz», que cristaliza en los cinco millones de parados. No ve necesario desvelar el cómo lo hará ni la letra pequeña de sus planes.

La primera pista ya la dio hace unos días Esteban González Pons cuando, ante la insistencia socialista en que los populares ocultaban su programa, respondió que el proyecto de su partido es conocido porque es el mismo que permitió a José María Aznar en 1996 superar la crisis y crear varios millones de empleos. Rajoy, ayer, el mismo día en el que el PSOE aprobó un programa con decenas de guiños y promesas destinadas a reenganchar al electorado de izquierdas, fue todavía más claro. «No voy a engañar a nadie, no voy a prometer lo que no sé si voy a poder cumplir», anunció.

El líder de los populares hace muchos meses que tiene claro que no caerá en el error del conservador británico David Cameron, que afrontó la campaña electoral con el anuncio de duros ajustes y medidas anticrisis en su discurso y pasó de una holgada ventaja sobre los laboristas a ganar a los puntos. De igual manera, como apunta en la cita del mitin de Salamanca, no se fía de cuál será la situación real de las cuentas que le dejará Zapatero, aunque no espera nada bueno, y no quiere cogerse los dedos con promesas de las que puede tener que desdecirse de inmediato.

El mensaje es que su gobierno no lo va a tener fácil, porque la herencia que le deja Zapatero «se las trae», pero que «no hay toro que no tenga lidia» y que sacará a España adelante. Dice que lo hará sin quejarse, porque cree que los españoles le dan su confianza para que «apechugue con lo que hay», y está seguro de conseguir superar la recesión por dos razones, porque la «sociedad española tiene mucha más categoría y capacidad que el (actual) Gobierno» y porque, como dijo González Pons, «ya lo hicimos en 1996». La novedad del argumento es que ayer Rajoy no solo se limitó a poner como ejemplo de la capacidad de gestión del PP las legislaturas y éxitos de Aznar sino que añadió que «también lo hizo Adolfo Suárez», como si metiese al fundador de la UCD en la nómina de los presidentes populares.

«La cantinela de siempre»

Pero sobre la receta concreta que piensa aplicar para conseguir el vuelco de la economía no hay pistas. Solo se sabe que apostará por «un gobierno serio, de gente formal», y que presentará un plan cuatrienal con «una política económica como dios manda». El resto de las medidas serán «poner en orden la economía y ser austero», apoyar a emprendedores, autónomos y pymes, concluir la reestructuración bancaria, hacer reformas y crear empleo para poder afrontar con recursos suficientes las políticas sociales.

Rajoy sabe, ante la manifiesta debilidad de los socialistas, que en estas elecciones compite contra sí mismo y no está dispuesto a que nadie le imponga el tipo de campaña que debe hacer. En Salamanca, con cierto tono condescendiente, resumió en un minuto la presión que espera del candidato socialista, al que como siempre no nombró, y de quien dice que echa la culpa de todo al PP como si él no hubiese sido el número dos de un Gobierno que «hizo el mayor recorte social de la historia española». «Ahora -dijo- vendrán con la cantinela de siempre: ¡cuidado que viene la derecha!, ¡cuidado con los recortes sociales!», pero no solo asegura que son mentiras sino que está convencido de que la campaña del miedo esta vez no va a funcionar.

Por si acaso, la estrategia complementaria es desideologizar la campaña. El líder del PP cree que esta vez no se está ante un problema de partidos o siglas sino de quién es capaz de vencer a la crisis. Rajoy sabe que hay una amplia base de izquierda desencantada con el PSOE, muy afectada por el desempleo y con intenciones abstencionistas a la que no quiere despertar. Por eso apuesta por un discurso centrado, alejado de polémicas y aristas como la religión, el aborto, el matrimonio homosexual, la memoria histórica o el terrorismo, que intenta abarcar a votantes socialistas moderados, a los que promete que gobernará desde «la concordia», porque «no quiero división entre españoles».