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HABLAR DE OÍDAS

EL PULSO DE LOS GRILLOS

JESÚS MACHUCA
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Alas seis de la mañana el canto de un grillo salta compás a compás de una a otra acera a lo largo de las calles y ensambla como una cremallera las dos mitades de la ciudad. Ya por la mañana, uno de ellos okupa el conservatorio y canta, con la certeza de que allí podrá seguir chirriando sin ser molestado, como un anciano venerable de los que perduran en algunas familias. Y el grillo sabe que podrá hacerse oír hasta que vayan sonando los instrumentos en las clases. Si los cantos de ballena ayudan a encontrarse, llamarse para el apareamiento, emocionarse, ¿por qué los grillos no iban a tener también algo que decir con su chirrido? Su condición de insectos se lo pone difícil para ganarse el interés de los que estudian. ¿Quién podría decir que disfruta escuchando acelerar una moto por las calles cerradas y siempre estrechas del centro? Ese ruido, que trocea cualquier conversación, se vuelve música cuando tras doblar la esquina el motor cambia de calle y va perdiéndose y pasa a molestar fugazmente a otros, a escucharse ahora con alivio, puente de plata. Ahora, los grillos ya han enmudecido. Hasta hace un mes y medio, el Vapor de El Puerto marcaba el ritmo, con su salida a la Bahía, tres veces cada mañana y cada tarde. Ahora, en silencio, quedan en el dique seco los comentarios que en las páginas web de la prensa o de apoyo discuten si enviarlo al desguace o ponerlo a navegar con ese rumbo garboso con que cruza la Bahía. Hasta que llegue el carnaval y en lugar de sacar los colores al público, nos invada la risa o la emoción, según se trate de chirigota o de comparsa. Los grillos entonces seguirán callados. A las siete de la tarde, todos los días el carillón del Convento de Santo Domingo hace sonar 'Viva María, viva el Rosario', que a mí me cantaba de pequeño mi madre, y me hacía reír. Ahora, cuando lo escucho y pasa la hora, siento que mi madre viene, y allí donde yo vaya me acompaña.

En los bares, de día se oye hablar del mundo: el fútbol, la ciudad, la política y España. De noche se habla de ti, de nosotros, mientras que de nuevo vuelven a cantar los grillos. Quizá si muchos prestamos atención a ese canto, podríamos saber qué tiene de importante y diferente su mensaje, para que tantas cosas puedan ser de otra manera cuando empiece a clarear el día.