GANAR Y JUGAR BIEN
Actualizado:Esta semana comparecía en rueda de prensa Oscar Díaz dejando un gran titular: «Se nos pide ganar y jugar bien». El madrileño pide el apoyo de la afición al equipo pero no desaprovecha la oportunidad de lanzarle una puyita. Muchos pueden agarrase a esta circunstancia que ocurre cuando el equipo juega en casa al hecho de haber subido a Primera, el propio Óscar lo hace. Lo que ocurre es que todo cambia según el cristal con el que se mire. El hecho de haber podido disputar un año la máxima categoría del fútbol español no sólo ha servido para que la afición se vuelva más exigente con su equipo, si no que además se ha vuelto más madura. Esto que a algunos les puede caer mal, para mi es un síntoma de crecimiento colectivo. Esta afición ha estado, esta y estará con el equipo apoyándolo, pero, desde luego, no lo va a hacer siendo una mera comparsa de lo que ve, actuando como palmeros sin importar lo que suceda. Los xerecistas han adquirido unos criterios que plasma cada domingo en Chapín. Cuando uno ha probado el jamón serrano, del bueno, ese que carraspea un poco en la garganta por el regusto que te queda, y luego le dan mortadela de un euro el kilo, comprueba que, obviamente, no es lo mismo y quiere volver a comer el jamón que probó antes. Si uno ve la primera parte ante el Girona y luego ve la segunda, es lógico que aún ganando se muestre el descontento con el equipo. Decía Óscar en tono irónico que era normal que a un equipo se le pite en su casa. Si ese equipo juega una segunda parte con un dos a cero en el marcador, un jugador más durante 30 minutos, con dos durante diez, y termina pidiendo la hora porque no ha sabido hacerse con el partido, lo normal sería que le hubieran tirado las almohadillas al campo. Es cierto lo que dice el jugador xerecista, la gente se acostumbra a lo bueno y eso, paradójicamente no es malo. Así que, si me lo permite, le diría a Óscar Díaz que me gusta más cuando habla en el campo, con su buen juego, pues la solución al problema se encuentra en sus pies.