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BALONCESTO

El millonario cierre de la NBA, sueño en Europa

Jugadores y franquicias parecen alejados de la solución de un conflicto que les acarreará grandes pérdidas

MICHAEL MCLOUGHLIN
MADRIDActualizado:

A estas alturas, la NBA acostumbra a estar inmersa en la recta final de la preparación, engrasando los mecanismos de una auténtica maquinaria de hacer dinero. Hasta la fecha, nadie ha pisado un campo y los jugadores no se han vestido de corto. Toda la actividad se centra en los despachos y allí lo único que se suda son trajes, camisas y corbatas, uniforme de rigor en un dura negociación como la que están protagonizando jugadores y propietarios para alcanzar un nuevo convenio laboral. Las posturas están tan alejadas que todavía parece improbable que encuentren un punto de encuentro que suponga la reactivación de la Liga en un corto plazo de tiempo. La bocina del tiempo reglamentario sonó hace ya varios días. El pasado mes se consumó la cancelación de la pretemporada y esta semana el conflicto ha mutilado las dos primeras semanas del calendario de Liga. En total, un centenar de partidos que no se jugarán y que se traducen en pérdidas millonarias tanto para equipos como los jugadores, que dejarán de cobrar las nóminas por un montante total de 170 millones de dólares cada quince días de inactividad.

"El actual modelo económico de la NBA es insostenible", aseguraba el comisionado David Stern al salir de la enésima reunión de lo que se está convirtiendo en un auténtico melodrama. Este veterano se enfrenta a su segundo 'lockout', tras el de la temporada 98-99. Ahora intenta que mayor parte de los ingresos relacionados con un partido de baloncesto acaben en las arcas de las franquicias. Hasta julio, los jugadores se llevaban el 57% y solo están dispuestos a aflojar el 4% en favor de los propietarios, algo que estos últimos ven insuficiente y abogan por un reparto a partes iguales. Stern se escuda en que las cuentas de varios equipos se tiñen de rojo cada año. A pesar de ello, mostró su intención de que la competición se reanude el próximo 15 de noviembre. No en vano, los clubes a los que representa ya dejaron de ingresar 200 millones de dólares y que, según diferentes estimaciones, perderán aproximadamente 250 millones más por la suspensión del primer tramo del calendario, de los que 80 millones corresponden a la recaudación de las entradas. Unas cifras que marean a cualquier directivo de la ACB o cualquiera de las otras ligas europeas. Unas pérdidas que pueden alcanzar niveles estratosféricos si no se llega a un acuerdo en las próximas fechas. "Ahora la temporada entera está en peligro", dijo el representante de los jugadores, el base de Los Ángeles Lakers, Derek Fisher, que, por el momento, perderá casi 300.000 dólares de su sueldo. "Pero por ahora solo hablamos de un par de semanas", matizó.

Mientras el pesimismo domina el horizonte, el baloncesto FIBA otea con interés y cierta expectación lo que acaece en la galaxia de la NBA. Más de 60 jugadores han optado por buscarse equipo a la espera de la resolución del conflicto. De ellos, más de medio centenar han firmado con clubes europeos con cláusulas de salida en caso de que la temporada se reanude. Las fisonomías de los que han cruzado el charco son variadas. Desde jugadores de segunda línea, que son puro fondo de armario en la mejor liga del mundo, hasta algunas estrellas como Deron Williams pasando por aquellos que han optado por volver a las competiciones que les vieron crecer como Andrei Kirilenko, Ersan Ilyasova o Rudy Fernández. El escolta mallorquín es el único de los internacionales españoles que ha firmado con un club español, el Real Madrid, al que le une un complicado contrato de 'ida y vuelta'. Es decir, que si se reanuda la competición, viajaría para jugar con los Mavericks, pero tendría que volver para el siguiente año, bajo peligro de abonar una fuerte indemnización si no lo cumple.

Nuevos fichajes

Ahora los grandes clubes sueñan con una prolongación del conflicto que les permita retener a estos fichajes y se abran las puertas a más llegadas que den relumbrón tanto a las competiciones nacionales como a la Euroliga. Solo en España ya se han barajado varios nombres. Los hermanos Gasol, que se entrenan con el primer equipo de Barcelona-, como José Manuel Calderón, que hace lo propio con el filial del club de la Ciudad Condal, han mostrado su disposición de jugar en Europa si el 'lock out' se alarga más allá del próximo mes de enero. La misma intención con la que ha viajado Ricky Rubio a Minnesota donde ya se prepara por su cuenta junto a otros de los compañeros con los que compartirá vestuario en su primera experiencia al otro lado del Atlántico. Unas incorporaciones que podrían desfigurar la competición allanando a equipos como el Barcelona el camino hacia cualquier título que pretenda conseguir.

Desde los clubes se mantiene una postura discreta. A excepción de la Virtus Bolonia que ha proclamado a los cuatro vientos su alegría por el conflicto ya que esto le permite mantener viva su esperanza de fichar a Kobe Bryant, con el que coquetea desde hace semanas. El resto probablemente valores las repercusiones y las ventajas de hacerse con los servicios de estas estrellas. En el horizonte ya empiezan a sonar otros nombres como Amadare Stoudamire o Serge Ibaka, que ya ha expresado que comienza a cansarse del conflicto. Sin embargo, la cantidad que exigen es un pago altísimo. Fichas como la de Deron Williams (más de doce millones de euros), Tony Parker (más de nueve millones), la del turco Mehmet Okur (cerca de siete millones) o las de otros como Boris Diaw, Nikola Pekovic o Gallinari son reflejo de la difícil empresa de acometer estas incorporaciones. La situación económica ha golpeado con virulencia a muchos equipos, por ejemplo a los griegos. Tanto Olympiakos como Panathinaikos están acorralados por profunda crisis por la que pasa el país.

Quién sabe quién hará saltar la caja. Puede ser que en el norte de Italia consigan traer a Bryant o que Barcelona o Madrid pesquen en río revuelto. Una puja en la que seguro que entran de lleno los petrodólares rusos o los clubes del Bósforo, que parecen empeñados en sacar la chequera y subirse al carro de los ricos del baloncesto continental.