Más Berlusconi o elecciones anticipadas
La Cámara de Diputados italiana vota hoy una decisiva moción de confianza con el habitual suspense
CORRESPONSAL EN ROMA Actualizado: GuardarItalia se vuelve a jugar este viernes unas elecciones anticipadas, que por lo demás serían una lotería, en una votación de la Cámara de Diputados que decidirá si reitera su confianza a Silvio Berlusconi o da por finiquitado su Gobierno, elegido en 2008 pero con mayoría raspada desde 2010. El primer ministro se ha visto obligado a pasar por este trance -la última vez fue en diciembre y se salvó por tres escaños-, tras una inesperada derrota parlamentaria el martes, por un solo voto, en la presentación de las cuentas del Estado.
No se sabe si fue casualidad, entre los que estaban distraídos, con la tensión alta o en un funeral, excusas varias esgrimidas tras el batacazo, o era señal de alguna conspiración interna. Que la hay y es oficial. La del ex-ministro Claudio Scajola y unos 40 parlamentarios de Berlusconi que le piden que dimita y deje paso a un nuevo Ejecutivo, abierto a alianzas con el centro. Sin embargo, tras intensas reuniones con el magnate, ayer aseguraban que no le traicionarán. En teoría, 'Il Cavaliere' se salvará otra vez por los pelos y la incógnita posterior es qué ha prometido a Scajola. Pero nadie pone la mano en el fuego porque la situación es imprevisible.
El jefe del Gobierno intervino ayer en la Cámara para convencer a los suyos. Porque tampoco había nadie más. Ayer hubo muchas imágenes que decían más que su discurso. Por ejemplo, él hablando solo ante un hemiciclo medio vacío, porque la oposición desertó en bloque. Aunque Berlusconi había sugerido a sus diputados que se desparramaran por la sala para hacer bulto. PD, IDV del exmagistrado Di Pietro y los dos antiguos aliados de 'Il Cavaliere', la UDC de Casini y FLI, la escisión de Fini, protestaron así porque creen que Berlusconi tenía que haber dimitido al perder la votación del martes.
Carga simbólica
Es un gesto de fuerte carga simbólica en Italia, usado frente a grandes cacicadas, pues nace del abandono del Parlamento por parte de la oposición contra Mussolini tras el asesinato del diputado antifascista Giacomo Matteotti en 1924. También es un ensayo de un inédito frente electoral ante Berlusconi, pero es adelantar mucho porque nadie descubre sus cartas.
El primer ministro, por su parte, insistió en que "no hay alternativas creíbles" a su Gobierno, y algo de razón tiene, y que no dimite porque "nunca como en este momento sentimos la responsabilidad de no acceder a esta petición", en referencia a la crisis económica.
Al menos, como gran novedad, pidió perdón por algo, por «el incidente» de la votación perdida. Luego dijo la única frase que cuenta: "Cuando un Gobierno y su líder pierden la mayoría, la palabra debe volver a los electores". Es decir, si pierde hoy -el inicio de la votación está previsto a las 12.30- habrá elecciones.
Socios crepusculares
Los comicios atraen y asustan, porque serían muy inciertos y pueden deparar otro Gobierno endeble. Los sondeos señalan una fuerte caída de Berlusconi, pero nadie lograría la mayoría sin la UDC democristiana de Pierferdinando Casini, a quien todos cortejan.
Desde hace meses, él exige que el mandatario dimita para apoyar un nuevo Ejecutivo de perfil moderado. Es lo mismo que piden Scajola y sus conjurados, según dijo ayer, "ampliar el consenso parlamentario" y "un Gobierno con una mayoría más vasta" con los viejos aliados descarriados y dirigido por Gianni Letta, mano derecha de Berlusconi. Pero parece demasiado tarde para apaños.
Otra escena significativa de ayer fue ver al último socio del magnate, Umberto Bossi, líder de la Liga Norte, bostezando junto a él mientras hablaba. Fueron 12 veces en un discurso de 19 minutos. Cosa que no le impidió decir al final, para garantizar hoy su apoyo: "El discurso de Berlusconi me ha convencido". Fue la imagen crepuscular de los dos ancianos y desgastados líderes que tienen en pie el Gobierno.
Pero en el centro-derecha nadie se hace ilusiones. Aunque el Ejecutivo sobreviva hoy la sensación es que habrá elecciones en primavera, un año antes. Berlusconi quiere llegar al menos a Navidad y liquidar sus últimos procesos pendientes con alguna ley trampa, salvo el de 'Ruby', que acaba de arrancar.