Austera Fiesta Nacional
Los recortes son lógicos en tiempos de crisis, pero la Defensa no es una tarea prescindible
Actualizado:Con una austeridad pareja a la del pasado año, ayer se celebró el desfile militar que, por tradición, se convierte en el eje de las celebraciones de la Fiesta Nacional del 12 de octubre. La parada militar ha estrenado este año un nuevo recorrido, desde la plaza de Atocha a la plaza de Colón, que ha permitido a más ciudadanos presenciar algunos actos centrales de la celebración. Han asistido la Familia Real al completo y nutridas representaciones institucionales. La lejanía entre las tribunas oficiales y el público ha permitido mitigar el desagradable efecto de las protestas contra las autoridades, que lógicamente deslucían unos actos tan cargados de simbolismo. En definitiva, desfilaron unos 3.000 soldados, 147 vehículos y 55 aviones. Así se ha conseguido organizar un desfile un 20% más barato que el de 2008. La tradicional parada castrense, que todavía no se ha consolidado formalmente en el protocolo del Estado -y de ahí los cambios, cada año- ha tenido lugar poco después de que España tomara la relevante decisión de participar en el escudo antimisiles de la OTAN, lo que resaltará el valor estratégico de nuestro país en la defensa occidental, y el mismo día en que la ministra Carme Chacón anunciaba la conclusión de la misión aérea en Libia, donde cuatro cazas españoles han participado en la acción aliada que ha puesto fin al régimen dictatorial. Al propio tiempo, la ministra felicitaba a los contingentes españoles desplegados en Tanzania, Afganistán, Yibuti, Uganda, aguas del Índico, Líbano, Bosnia y Herzegovina, Kosovo y Cerdeña. Todo lo cual subraya el relevante papel de nuestro Ejército en la política exterior española. La austeridad concierne a todos, y es conocido que también los Ejércitos españoles se están apretando el cinturón, aplazando adquisiciones y recortando gastos en un portentoso ejercicio de buena administración. Es lógico que así sea, cuando el estado de necesidad alcanza dolorosamente a capas importantes de la población, pero no se debería perder de vista que la Defensa nacional no es una tarea prescindible, por lo que no sería razonable ahogarla financieramente de forma que no fuera capaz de cumplir su misión.