Carlos Anzúlez, en la vista del juicio en 2001 en Valladolid. :: GABRIEL VILLAMIL
ESPAÑA

El Gobierno indulta a un kamikaze que mató a un conductor

El 'suicida', que condujo durante 40 kilómetros a contramano huyendo de los agentes, sale con poco más de la mitad de la pena cumplida

MADRID. Actualizado: Guardar
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El Gobierno ha concedido un indulto completo al conductor kamikaze que en 1997 mató a una persona en Valladolid e hirió a otras tres después de conducir en dirección contraria durante más de 40 kilómetros perseguido por varias patrullas a las que esquivó hasta que terminó impactando contra otros vehículos, después de saltarse una barrera de la Guardia Civil. Tras la decisión del Ministerio de Justicia, Carlos Anzúlez Carreras, que solo ingresó en la cárcel de forma definitiva en 2004 al permanecer fugado en el extranjero, sale a la calle tras cumplir entre rejas algo más de la mitad de los doce años y medio que le impuso en julio de 2001 la Audiencia Provincial de Valladolid por un delito de conducción temeraria en concurso con un delito de homicidio y otros dos de lesiones.

Fue el pasado 16 de septiembre cuando el titular de Justicia, Francisco Caamaño, firmó el perdón de la «condena pendiente de cumplimiento», tras el visto bueno del Consejo de Ministros de ese mismo día. Este tipo de medidas de gracia no tienen que ser justificadas por el Gobierno, por lo que en la resolución oficial no se detalla la causa de que el Ejecutivo haya decidido motu proprio 'amnistiar' al kamikaze. En 2005, el mismo tribunal que le impuso la pena, luego confirmada por el Supremo en enero de 2003, le denegó la concesión del tercer grado alegando, entre otros motivos, la gravedad del delito por el que fue condenado.

Anzúlez, que estuvo fugado en el extranjero hasta que finalmente volvió a España para cumplir la pena por recomendación de su abogado, fue condenado a doce años y medio en un juicio en la Audiencia Provincial de Valladolid en el que la Fiscalía llegó a pedir 14 años de prisión y las familias de los fallecidos y heridos entre 19 y 28 años de reclusión.

Alcohol y fármacos

Su defensa reclamó la libre absolución y alegó que se encontraba en un «estado crepuscular» provocado por la mezcla de fármacos, alcohol y sueño, algo parecido a un sonámbulo. Sin embargo, los magistrados consideraron que esa versión no era creíble, habida cuenta de que, según los agentes que participaron en la larga persecución, el kamikaze realizó durante 40 minutos, y a pesar de los avisos de la Guardia Civil, todo tipo de complicadas maniobras y evasivas al volante «incompatibles» con ese estado de sonambulismo.

Los hechos se remontan a la madrugada del sábado 8 de marzo de 1997, cuando Anzúlez, entonces de 26 años y estudiante de marketing, estuvo en un pub de Valladolid, donde consumió alcohol e ingirió fármacos porque, según su versión, sufría una cefalea. Poco después se puso al volante de su coche, un Lada Samara. A la altura del kilómetro 131 de la autovía N-620 (Burgos-Portugal) fue localizado por una patrulla cuando conducía en sentido contrario hacia la localidad de Tordesillas. Y comenzó la peligrosísima persecución: Anzúlez en dirección prohibida y la patrulla en paralelo por el sentido correcto de la conducción. A pesar de que los guardias durante 20 minutos le ordenaron por megafonía y con las señales acústicas y visuales que parara, el kamikaze hizo caso omiso. Trascurrido un tiempo, el conductor dio un volantazo para despistar a sus perseguidores, se saltó la mediana y continuó por otra autovía, la N-660, en dirección inversa y siempre en sentido contrario al tráfico rodado.

Anzúlez solo puso fin a su carrera 'suicida' después de otros 20 kilómetros y tras flanquear la barrera que la Guardia Civil había puesto en la calzada cruzando un tráiler y un coche policial, a la altura del Estadio José Zorrilla. El kamikaze logró sortear el obstáculo, pero poco después se fue a empotrar contra un Ford Orión, que circulaba correctamente, y contra un camión articulado. En el Ford viajaban cuatro personas. El conductor, Manuel Barrios Fernández, de 50 años de edad, murió en el impacto. Los otros tres ocupantes del vehículo resultaron con graves heridas, al igual que Carlos Anzúlez. Milagrosamente ninguno de los guardias civiles que participó en la persecución y en la barrera resultó lesionado.

La familia de Manuel Barrios siempre sostuvo que Anzúlez, en realidad, participaba en una apuesta, aunque este extremo nunca se pudo confirmar.