DOS ALCALDES
Actualizado:Pues tenemos un problema: dos alcaldes del sufrido y probado Partido Popular pretenden ser alcaldes de la capital de Andalucía, a saber, Sevilla y Málaga. Por la segunda ciudad se batiría el cobre Paco de la Torre, con más medallas municipalistas que el posible y futuro regidor de Sevilla, cualquiera que fuera, posiblemente el juez de la Corona del rey de las Españas, Nuestro Señor, el licenciado Juan Ignacio Zoido, y ésta segunda ciudad sureña, tan inclinada a las fantasías, urbe por donde deambuló don Miguel de Cervantes, recaudador de los tributos de Nuestro Señor el Rey devotísimo y cristianísimo, Felipe II, e invitado por la propia Corona de Castilla, a pensión completa, durante cerca de dos años en la muy famosa calle De las Sierpes, por jugarse los dineros de los impuestos recaudados y dilapidados en una timba de naipes de truhanes, en uno de los calabozos del penal de la citada calle de las Sierpes, propiedad de la Corona de Castilla.
Ahora, llega el letrado Arenas y pretende borrar la historia. Le encantaría barrer las filas de los socialistas y proclamarse mandatario mayor de lo que fue Al Andalus y alcaide de la ciudad de la Giralda. En aquellos tiempos se toleraban tales dualidades. Pero el licenciado Arenas tiene muchos golpes recibidos en su probado cuerpo, algunos muy violentos, aunque el doctor en leyes, el licenciado Arenas tiene mano larga en la Corte de Madrid, mientras que el sufrido y probado regidor munipalita, el mismo e incansable caballero oriundo de la serranía gaditana, pero con notables anclajes en la Corte de del Regidor Mayor de la Propiedad, comenzando por la ilustre alcaldesa de Cádiz, ya dimisionaria del Concejo municipal de la ciudad.
Ahora, bien. La alcaldesa de Cádiz, ciudad mil veces probada por los piratas de la morería, nunca ha ocultado su admiración por el juez del rey Nuestro Señor, el cristianísimo monarca ya fallecido por el terrible mal de la lepra, Felipe II, hijo amantísimo del emperador don Carlos. Hay que recordar que el licenciado Zoido, hijo de labriegos acomodados de la Andalucía agraria, siempre exhibió en sus tareas públicas una gran calma ante los desafueros de los terratenientes más ambiciosos y de los impíos menos piadosos. Al final de esta historia, probablemente, el juez Zoido será alcalde de Sevilla y el ilustrado De la Torre alcalde de la marinera Málaga. ¿La capital andaluza? Solo en los cielos se conoce la respuesta.