Sociedad

LA PASARELA DE NOVIEMBRE

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Hay una gran expectación por los nuevos modelos, ya que algunos están muy vistos y otros no los podemos ni ver. No van a desfilar muchachas anoréxicas y taciturnas, sino candidatos de los distintos partidos que sólo tienen en común la falta de candidez. El PP anuncia su propósito de anular el modelo judicial del PSOE, al que le quedaban largas las mangas, y se compromete a vestir a la deidad de ojos vendados de otra manera más atractiva. Incluso a comprarle unos platillos más equilibrados para su oxidada balanza. Puesto a prometer, el señor Rajoy dice que en caso de victoria electoral dará a los jueces protagonismo en la elección del CGPJ, a despolitizar la Fiscalía y a recuperar el recurso previo de inconstitucionalidad. Mucho prometer.

Hasta ahora en lo único que están de acuerdo los modistos que adelantan lo que se va a llevar este invierno es en llevarse más dinero de los contribuyentes. Todos coinciden en que lo más necesario son las tijeras para recortar. Ciertamente hay mucha tela en juego, pero se corre el peligro de dejar a la Justicia en paños menores. ¿Qué hacemos con los exjefes de la CAM que van a cobrar hasta 360.000 euros de renta vitalicia? Las prebendas recibidas van a obligar a reforzar con esparadrapos la venda que lleva en los ojos esa buena señora.

Nada menos que Shakespeare, que murió antes de que se inventara el premio Nobel de Literatura, se preguntó qué persona podría escapar de la condena si a cada cual se le diera su merecido. Quizá tengamos el orden jurídico que nos hemos ido mereciendo, superviviente de tantos y tantos avatares políticos. A cierta edad sólo hay una cosa más difícil que creer en la justicia: creer en la justicia social. Se sabe que hay que invocarla, pero también se conoce a ciencia jurídica cierta que hay una cosa mejor que pedirla, que es no pedir nada.