François Hollande atiende a los medios de comunicación en Lille. :: AFP
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Se vota rival para Nicolas Sarkozy

PARÍS. Actualizado: Guardar
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Los simpatizantes de izquierdas están invitados hoy a una experiencia inédita en Francia. En sus manos se encuentra la designación del candidato progresista en las presidenciales de la próxima primavera. Hasta ahora la misión era competencia de los dirigentes o los militantes del Partido Socialista. Por primera vez la elección se ha abierto a los seguidores no afiliados en unas primarias abiertas, como ocurre en Italia o en algunos lugares de Estados Unidos. François Hollande y Martine Aubry parten como favoritos para disputarse en la segunda vuelta del próximo domingo la investidura popular.

Las primarias entronizarán un candidato por defecto en una formación sumida en una profunda crisis de liderazgo. Seis aspirantes pugnan por cubrir la baja accidental de Dominique Strauss-Kahn, el grandísimo favorito para desalojar al conservador Nicolas Sarkozy del palacio del Elíseo. De mero trámite a la mayor gloria del héroe caído en desgracia, la operación puertas abiertas se ha convertido en un civilizado concurso de egos, talantes y carismas sin apenas discrepancias ideológicas ni cismas irreversibles entre camaradas deseosos de gobernar juntos aunque no en el mismo orden jerárquico.

Mientras Hollande y Aubry, la pareja favorita, ocupa el centro del espectro socialdemócrata, las dos grandes revelaciones del experimento se sitúan en los dos extremos de la alternativa al centroderecha gobernante. Manuel Valls, nacido hace 49 años en Barcelona, representa el ala más conservadora en los planos económico y política, pero más firme en materia de seguridad e inmigración. Arnaud Montebourg, abogado de 48 años, domina el flanco izquierdo con su cruzada a favor de la desglobalización dispuesto a intervenir la banca, cerrar las filiales en los paraísos fiscales o poner fuera de la ley las agencias de medición de riesgos.

Tercera en discordia de los pronósticos es Ségolène Royal, frustrada esperanza rosa en las presidenciales de 2007 a las que concurrió tras imponerse en unas primarias cerradas a Laurent Fabius y al mismísimo DSK. Oficia de convidado de piedra al ágape socialista Jean-Michel Baylet, presidente de los radicales de izquierdas y dueño del periódico de Toulouse 'La Dépêche du Midi'.

Tres debates televisados

Los seis contendientes han coprotagonizado tres debates televisados con tanta audiencia, civismo e interés que hasta el primer ministro, François Fillon, quiere importar en el campo conservador ese «proceso moderno». Pero después de 2012 porque para la cita presidencial la derecha ya tiene candidato natural, aunque no declarado, en la figura cada vez más controvertida de Nicolas Sarkozy. En las más de siete horas acumuladas de intercambios a seis bandas se habló mucho de deuda y déficit, nada de ajustes o recortes y brilló por su ausencia la política internacional, un disparate cuando el vencedor aspira a llevar el maletín con el botón del arsenal nuclear francés.

Unas 5,5 millones de papeletas de cada candidato estarán disponibles en 9.600 colegios electorales desde las nueve de la mañana hasta las siete de la tarde. Podrán votar todos los franceses inscritos en el censo previa firma de una carta de adhesión a los valores de la izquierda y el pago de al menos un euro para contribuir a financiar un presupuesto de 3,6 millones de euros. Los organizadores se comprometen a precintar los registros y a destruirlos después de la segunda vuelta para evitar todo fichaje electoral. Aunque al vecindario le bastará con controlar los accesos para conocer a los rojos del barrio.