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Más artimañas de Berlusconi
El primer ministro italiano trama dos nuevas leyes para burlar los procesos en su contra y limitar las escuchas telefónicas
ROMA. Actualizado: GuardarBerlusconi sigue diciendo tonterías y cultivando su faceta más insidiosa, parecer gracioso e inofensivo, pero en la retaguardia del Parlamento maquina dos leyes para burlar los procesos que tiene pendientes y otra más para acabar con su peor pesadilla, las escuchas telefónicas. Aunque el país parece tener otras prioridades. Corre el riesgo de acabar como Grecia y cada nuevo dato económico es desesperanzador. El último: en tres años, los de esta legislatura, cada familia ha perdido 10.000 euros de poder adquisitivo y la renta per cápita, un 7%, unos 1.260 euros por cabeza, el sueldo medio. Pero urgen más los asuntos privados del primer ministro.
De la llamada 'ley mordaza' es de la que más se habla, y también es la más inminente, pues se vota la próxima semana. Berlusconi la aparcó hace un año, por el revuelo que se armó, pero ha vuelto a la carga tras la última oleada de grabaciones, que han sacado a la luz más detalles de sus juergas con prostitutas. Limita de forma drástica el uso de las escuchas telefónicas en las investigaciones y prohíbe publicarlas durante la instrucción. Podría ser razonable en un país donde se publican seriales de cientos de conversaciones. El problema es que Berlusconi pretende reducirlas, controlarlas y regularlas tanto que un arma esencial de la Policía perderá gran parte de su eficacia. En cuanto a la publicación, el Gobierno pretende castigar con penas de seis meses hasta tres años de cárcel -aunque parece que esto se va a caer- a los periodistas que las publiquen o incluso resuman su contenido.
La idea es vetar cualquier difusión hasta una vista 'filtro' previa al proceso, en la que el juez y las partes acuerdan las llamadas que son relevantes para la causa. Además se establece un sorprendente derecho de rectificación: toda publicación, también digital, debe publicar de forma automática y en 48 horas cualquier petición de corrección de alguien que quiera desmentir algo. Las protestas han sacado a última hora de esta norma a los blogs, pero la polémica se mantiene. Reporteros sin Fronteras condenó ayer la medida y Wikipedia bloqueó el miércoles su página italiana como señal de protesta.
Pero en la sombra avanzan otras dos leyes demenciales que pueden poner patas arriba -aún más- la Justicia italiana para salvar a un solo hombre, dejando en la calle a miles de mafiosos y otros delincuentes. Son el 'proceso largo' y el 'proceso breve', un efecto combinado que estrangula los juicios, pues una busca alargarlos al infinito, para que caigan en la prescripción, y la otra, precisamente, reducir aún más su caducidad.
«Muerte del proceso penal»
La ley del 'proceso largo' obliga al juez a aceptar todos los testigos que propone la defensa y anula el material probatorio adquirido en otros juicios sobre los mismos hechos. El presidente del Supremo la ha definido directamente como «la muerte del proceso penal». Baste recordar que en el caso por la quiebra de Parmalat se quería llamar a declarar a los 35.000 accionistas.
Es una táctica que usan a menudo los abogados del magnate para eternizar sus procesos y sale a la palestra por lo que ocurre en uno de los cuatro que tiene abiertos, el 'caso Mills', que prescribe en enero de 2012. Berlusconi ya se creía a salvo, pero hace dos semanas el tribunal recortó diez testigos y la sentencia puede llegar dentro de un mes. Es solo de primer grado, y en Italia una resolución no es firme hasta el tercero, pero es probable que sea una condena y hunda aún más su imagen. El 'caso Mills' es el más claro contra Berlusconi: está acusado de sobornar a un abogado británico, David Mills, para que mintiera en dos de sus procesos de los noventa. Mills ya fue juzgado, condenado en dos juicios a cuatro años y medio de cárcel y los hechos quedaron probados en el Supremo, aunque se salvó de la condena firme en esta última instancia por la prescripción.
Por si acaso, el mandatario ha acelerado la otra medida delirante, el 'proceso breve', que puede estar lista en dos semanas: reduce los plazos de prescripción para imputados sin antecedentes. Berlusconi no los tiene precisamente porque ya se ha librado varias veces de condenas por la prescripción, y con esa norma cerraría instantáneamente el 'proceso Mills', que quedaría ya prescrito.