LOS MALOS
Actualizado: GuardarLa Policía ha detenido al protagonista de un programa de Cuatro. No, no se inquiete: el fulano en cuestión es un delincuente habitual que apareció en el capítulo de 'Callejeros' dedicado a los 'poligoneros' y ambientado en la localidad valenciana de Aldaya. En ese programa aparecieron cosas francamente reprobables; entre otras, mozuelos siniestros fardando de traficar con cocaína y niños pequeños jugando a ser asesinos de verdad. Y usted podrá pensar: «Bueno, ¿y a mí que me importa que haya unos delincuentes sueltos por ahí?». Pero seguro que usted no piensa eso, porque usted es un buen ciudadano convencido de que nada humano le es ajeno. Una frase, por cierto, que los periodistas tendemos a interpretar más en términos de cotilleo que en términos de fraternidad, pero esto es otra historia. Ciñámonos al suceso: Cuatro muestra a un malo que se chulea y la Policía le detiene. Y la responsabilidad de Cuatro, ¿dónde empieza y dónde acaba? Es un asunto interesantísimo desde el punto de vista ético, y a lo mejor a usted le parece que eso es cosa de periodistas, pero no, porque justamente las consecuencias éticas de la tele son las que afectan a todo el mundo. El problema lo podemos plantear así: hasta qué punto es ético obtener espectáculo poniendo en escena el mal. Y en realidad solo hay una respuesta: es ético si y solo si la puesta en escena sirve para cambiar el mal por bien, ya sea porque la denuncia mueve a que intervenga la justicia, o ya sea porque la exhibición del mal aumenta la conciencia del bien. No hay más. Muchos periodistas se limitan a decir que sacan tales o cuales cosas «porque están ahí», pero es un efugio hipócrita: en la vida hay muchas cosas que jamás salen en la tele. Si Cuatro ha ido a buscar a esos golfos redomados y los ha exhibido en 'Callejeros' es porque la mera exposición del mal genera siempre una cierta fascinación -espantada, pero fascinación- entre la gente de bien. El recurso solo es aceptable si se resuelve en una buena noticia. En este caso ha sido así: la detención del malo. Buena noticia. No siempre pasa.