El mundo vuelve la espalda a los sirios
Moscú, que tiene en Damasco a su mejor aliado en la zona, defiende que la situación no es comparable a Libia
NUEVA YORK.Actualizado:El Gobierno de Bashar el-Asad se apresuró ayer a agradecer el veto de Rusia y China a la resolución de condena de la represión en Siria que el Consejo de Seguridad votó la madrugada de ayer. Damasco hizo extensivo el reconocimiento a los cuatro países que se abstuvieron. En un comunicado, el Ministerio de Exteriores se burla de la comunidad internacional al considerar lo ocurrido en Nueva York como «un mensaje de confianza a la gente que observa las organizaciones internacionales como una herramienta para la dominación colonial». Hizo saber que, al negarse a condenar al régimen, el mundo da la espalda a los sirios que quieren terminar con décadas de dictadura.
El fracaso de las grandes potencias en la resolución de condena en el Consejo de Seguridad desató una ola de críticas por parte de Estados Unidos y los líderes de la Unión Europea contra Rusia y China, los dos países que llevaban meses rechazando la imposición de cualquier tipo de sanciones contra Damasco y que al final ejercieron su derecho de veto a una versión suavizada de la medida. «Esta votación no sirve para apoyar el movimiento hacia la democracia que hemos visto en la 'primavera árabe'», se lamentó el embajador francés, Gerard Araud.
Los representantes de los países que respaldan incrementar la presión sobre el Gobierno de Bashar el-Asad cargaron contra rusos y chinos. Susan Rice, la responsable diplomática de EE UU ante la ONU, ofreció uno de los discursos más belicosos acusando sin tapujos a los autores del veto de buscar su beneficio a través de la venta de armamento a Siria. «Durante estos tiempos de cambio, la gente en Oriente Próximo puede ver claramente qué naciones han elegido ignorar sus llamadas a la democracia para dedicarse a sostener a dictadores crueles».
La resolución pedía el cese inmediato de toda violencia y que los responsables de la represión rindan cuentas. También solicitaba el inicio de un nuevo proceso político enmarcado en un ambiente «libre de violencia, miedo, intimidación y extremismo», e invitaba a la oposición a participar. Después de considerar que la represión ha causado al menos 2.700 muertos civiles desde que se iniciaron las revueltas, el pasado mes de marzo, el texto proponía condenar las «graves y sistemáticas» violaciones de los derechos humanos. En la lista de lo inaceptable se citan «ejecuciones arbitrarias, uso excesivo de la fuerza y asesinato y persecución de manifestantes». Nueve naciones votaron a favor de la propuesta -los europeos proponentes: Francia, Reino Unido, Alemania y Portugal, además de Colombia, Gabón, Nigeria, Bosnia-Herzegovina y EE UU-, mientras Brasil, India, Sudáfrica y Líbano se abstuvieron.
Defensa rusa
Moscú, que tiene en Siria a su principal aliado en la zona, volvió a airear que pretende que no se equipare la situación con el levantamiento contra Gadafi en Libia. «Más de una vez advertimos de que nos opondríamos firmemente a los intentos de convertir el 'guión libio' en una norma y dañar, con ello, el prestigio y la reputación del Consejo de Seguridad de la ONU», señaló el Ministerio de Asuntos Exteriores. Rusia, que en su momento decidió no vetar una resolución del Consejo de Seguridad con sanciones contra Libia, acusó a la OTAN de excederse en su cumplimento.
Por su parte, el presidente del Consejo Nacional Sirio -principal instancia de la oposición-, Burhan Ghalioun, advirtió ayer en París de que el veto de Rusia y China al proyecto de resolución de la ONU se traducirá en un aumento de la violencia. «Respaldar a Bashar el-Asad en su proyecto militar-fascista no alentará al pueblo sirio a permanecer en una revolución pacífica».
En un nuevo movimiento destinado a afianzar su papel como potencia regional, Turquía anunció que impondrá sus propias medidas contra Siria.