Nada de sombreros ni taconazos
Para recordar a todos sus hijos, presentes o no, la duquesa eligió, entre sus joyas, una pulsera de brillantes, obsequio del padre de sus hijos, Luis Martínez de Irujo
SEVILLAActualizado:La alfombra roja estaba dispuesta a las puertas del Palacio sevillano de las Dueñas desde primeras horas de la mañana, pero el público presente se quedó con las ganas del tan esperado desfile de modelitos de las bodas de alto copete. Ni pamelas ni tocados ni taconazos. Solo tres de los testigos del esperadísimo ‘sí quiero’, los hermanos Rivera Ordóñez, Francisco y Cayetano, y la novia de éste último, la modelo Eva González, se bajaron de sus respectivos coches y atravesaron la puerta de entrada al palacio a pie, acaparando los flashes de los fotógrafos. El diseñador madrileño Juanjo Oliva analiza para este periódico el estilismo de los novios, la madrina y algunos de los invitados, entre los que se echó de menos a la hija pequeña de la duquesa, Eugenia Martínez de Irujo, hospitalizada por una varicela, y su hermano, Jacobo.
Para recordar a todos sus hijos, presentes o no, la duquesa eligió, entre sus joyas, una pulsera de brillantes, obsequio del padre de sus hijos, Luis Martínez de Irujo, que combinó con un brazalete de brillantes, regalo de su madrina, la reina Victoria Eugenia, y unos pendientes de doble lágrima, también de brillantes. «Me ha parecido un traje muy apropiado para su silueta y su movilidad.
Encargo complicado
Era un encargo complicado del que Victorio&Lucchino han salido airosos. Pueden estar muy contentos porque no era un trabajo fácil. Es un vestido perfecto para una tercera boda. Tenía un toque andaluz y el color ha sido todo un acierto. La he visto bastante pulida para los estilismos que acostumbra a llevar la duquesa», explica Oliva. El novio lo tenía más fácil.
«Le he visto guapo y elegante. No me ha sorprendido porque es un señor serio y correcto en su imagen», apostilla el creador madrileño, triunfador de la última Pasarela Cibeles. También estaba estupenda la otra gran protagonista, a su pesar, de la ya bautizada como ‘boda del año’: Carmen Tello, la madrina. Con un vestido largo rojo Valentino, aunque de Victorio&Lucchino, y mantilla clara, por deseo de la novia. «Tampoco me ha sorprendido la madrina porque es una mujer que va siempre bastante correcta. De rojo y largo, elegante», dice Oliva. «Pienso que ha sido un evento en el que nadie ha querido destacar demasiado con su atuendo dejando el protagonismo a la duquesa», aclara el diseñador.